El Gobierno chino está comprando gran parte de la deuda de naciones europeas. A cambio, en casos como el de España, obliga al gobierno europeo a aceptar un cupo anual de nuevo inmigrantes chinos, a que haya un periodo de vacaciones fiscales de cuatro años para los negocios que regenten esos chinos y otras ventajas. A los chinos que manda les prohibe trabajar para otros que no sean chinos y les incentiva la apertura de negocios que compran mercancías en China, meten el dinero que ganan en bancos chinos y cambian de titular del negocio cada cuatro años y vuelta a empezar de las vacaciones fiscales. El Gobierno chino vende mercancías, recibe ingresos en divisas y se deshace de buena parte de su población que pasa a disfrutar las ventajas sociales existentes en Europa y a reportar beneficios para su país.
¿A quién están engañando como a un chino? Desde luego a Pekin (pronúnciese Beijing) no.
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