Pasión por los cierres

A LOS PERIODISTAS


Muchos de vosotros me habéis oído voceando por la redacción: ¡Cerrad, cerrad! cual si de un grito de guerra se tratara.Yo también lo he escuchado. Es el momento en que el periodismo tiene su matemática: espacio partido por tiempo. Espacio que hay que llenar en el periódico partido por el tiempo que tienes para elaborar la información, buscar fuentes, redactarla, apoyarla gráficamente y dibujar la página. 
El tiempo se acaba, es el cierre en que entregamos el periódico a la imprenta que convertirá todo ese trabajo en negro imborrable sobre blanco. Cada error lo encontraremos en sus páginas repetido miles de veces. 
Aún una plumilla no ha redondeado el final de un reportaje, el tiempo manda, las rotativas esperan, un fotógrafo coloca fotos en los cuadros de imagen, varios redactores aplican las últimas correcciones. Café, tensión y tabaco. 
Hay infartos en los cierres. Estrés y adrenalina. Los jefes de sección envueltos en papeles corregidos con el visto bueno del redactor jefe. Voces y bromas. Tenemos un proyecto común, el periódico de ese día, y vamos a sacarlo, podemos. El periódico siempre sale, y sale regularmente, a veces bien.

Frases de la redacción:
No quiero un artículo bueno. Lo quiero el martes.
Los que dicen que no se puede hacer que no molesten a los que lo están haciendo.
Muro de las lamentaciones. Golpearse aquí.
Por sus frutos los conoceréis.
La Cibeles es una fuente, internet no.
Aquí estamos trabajando duro. No traiga desaliento, incompetencia, falta de fe, rumores. Sea amable. No nos rompa los nervios.
Tu secretaria ha muerto. La mía también
No. Luego, tampoco.
Sin peces, la foca no actúa.
¡Cerrad, cerrad, cerrad, bolcheviques!
Hazlo.
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Soy

No soy un yunque, soy una espada. No soy una pared, soy un camino.

Estoy
Organízate. Si no te gusta la organización A o la B, monta una escuadra. Si alguien no puede venir porque está muy ocupado, no cuentes con él. Si alguien dice que mejor no hacer nada, como el soldado que se esconde en un parapeto para que el enemigo le ignore, abandonadlo. No dediquéis vuestro tiempo a discusiones estériles y eternas.  
A los que traigan un proyecto diles: hazlo. Mejor equivocarse en marcha que acertar en la quietud: presencia en el presente. 
Plantearos objetivos cercanos, alcanzables, trabajar por ellos. 
Creced y multiplicaros. 


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Guerra Hispanoamericana

Los hechos heroicos en la guerra del 98 eran tales que hasta los oficiales del enemigo gringo escribían en periódicos y cartas sobre el coraje de los españoles ante la muerte. Cuando cae en combate el comandante Rafael Martínez Illescas, el capitán Harry Alvan Hall, jefe de la fuerza estadounidense que se ha batido contra los españoles en Coamo (9 de agosto de 1898), escribe a la viuda de Martínez Illescas, encomiándole el valor de su marido:
"Su muerte fue la de un héroe. Señora, el dolor inmenso que la sobrecoge debe mezclarse con la íntima satisfacción que ha de producirle saber que su esposo, hasta en su manera de caer, demostró que era el tipo legendario del soldado ideal.
Le suplico tenga a bien perdonar la intención de quien, como yo, formaba parte de las fuerzas adversarias; pero la admiración hacia el enemigo intrépido y valeroso es privilegio del soldado y una de las pocas satisfacciones de la guerra, y yo entiendo que es mi deber rendir este tributo a la memoria de aquel héroe.
Quedo de usted atento y s.s.,
Harry Alvan Hall, capitán del 16º Regimiento de Pennsylvania, USA".

El coronel Willis J. Hulings, jefe del 16º Regimiento de Pensylvania, declaró al editor de El Día, Nueva York, 20 de junio de 1915: "Yo había observado que durante la acción, un oficial español no había cesado de recorrer a caballo y a paso lento toda la línea de combate, bajo el nutridísimo fuego de mi fuerza, viendo caer hombres muertos y heridos a sus inmediaciones. A pesar de todo, el gallardo e intrépido oficial continuó pasando tranquilo y sereno entre sus hombres, a través de aquel huracán devorador, hasta que una bala le derribó.

Quise conocer el nombre de aquel héroe, para de su bizarría dar testimonio después a sus compañeros; el caballero, singularmente hermoso, tendido allí, victorioso aún en la derrota, ¡era el jefe de las fuerzas españolas!". Las declaraciones tardaron en ser publicadas porque el clima bélico existente en la prensa de Estados Unidos durante la guerra impuesta contra España no permitía esos gestos de caballerosidad, al menos en los medios de comunicación de William Randolph Hearst
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Obsolescencia programada

Los hermanos J'Hayber siempre habían estado juntos, iban juntos a todas partes. Eran inseparables, siempre vestidos de blanco. 
Vas caminando por la calle cuando todo se desmorona bajo tus pies. Primero son unos puntos blancos que arrojas al andar. Después, una banda que cede y un trozo de suela. Pocos pasos más y las zapatillas van desapareciendo ante tus ojos, muriéndose a cachos. Entonces piensas en ese concepto que llaman obsolescencia programada.



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20 minutos en Metro

Entra un hombre grande y barbudo en el vagón, llevando un teclado y su trípode. Le acompaña una chica más joven, gordita, en chándal. El hombre anuncia, con acento argentino, de forma amable, que quieren ofrecer un poco de música. Mientras toca las teclas, la chica le mira con arrobo, exhala dulzura. Anuncia el hombre que ahora tocará su hija. Cuando suena “El cóndor pasa” en los dedos de la chica, el padre entra por encima del teclado y la tocan a cuatro manos. El hombre pasa entre los pasajeros sin molestar y sale seguida de la hija, el muy alto, ella bajita. Es conmovedor, al menos la primera vez que lo ves, cuando llevas tres, menos.
   Entra un hombre y llora, nos dice que los comedores sociales están a reventar y que él tiene hambre. Sobre su camiseta negra, cuelga de su cuello moreno un Cristo. Clama. Es una escena dura. Lo malo de los vagones de la línea 6 es que son diáfanos. Cuando el hombre baja en la estación y se sube unas cuantas puertas más allá, está en el mismo vagón. La escena se repite.  
   Por el otro extremo entra una pareja de mujeres, también piden. Un hispano en la treintena vende a euro bolígrafos retráctiles y minilinternas de leds.  
   La estúpida ausencia de un libro me lleva a pensar varias cosas: Es mejor equivocarse dando, como hacía el doctor Arruti. Esto es dolorosamente conocido. La cuestión pasa de lo personal a lo social cuando todos ellos han entrado en un trayecto de Metro de 20 minutos.
   La inversión de un euro y medio del billete de Metro es rentable por las concentraciones de gente que no puede moverse y sobre la que actúan los oradores que de eso viven, que no es poco.
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Sorel, mito y movilización

Gustavo Morales

 La vía nacional al socialismo

La fusión del nacionalismo emergente de finales del siglo XIX -Europa gesta a Italia y Alemania- con las corrientes revolucionarias heréticas del marxismo, en especial la sindicalista, dará lugar a una nueva doctrina que, en las dos más conocidas de sus diferentes versiones, se alza de puntillas sobre sus mitos nacionales: Roma y el socialismo nórdico. Trataremos poco el segundo porque es en esencia un determinismo racial biológico, como el marxismo es determinismo histórico económico. Pero dejamos constancia del uso del rojo en la bandera del Reich y la proclamación del socialismo nacional.
   El fascismo primigenio nace de una ruptura del marxismo. La historia como motor abandona el carácter economicista y retoma las rutas imperiales del pasado. Ernesto Giménez Caballero habla de una “comprensión italiana de Lenin” en el primer número de La Conquista del Estado.

Movilización

En Sorel [1] el marxismo sirve exclusivamente como un mito movilizador de carácter heroico. El trabajador toma el papel del guerrero y a través de los sindicatos genera una nueva sociedad que surge del choque contra el viejo mundo. Esa apuesta por el presente tiene su parangón español: “Somos actuales” proclamará Ramiro Ledesma desde La Conquista del Estado, donde se vitorea la Rusia soviética, la Italia fascista y la Alemania nazi. No se trata de su corrección científica como concepciones del mundo sino de la capacidad para generar una nación en pie, movilizada, igualitaria por lo nacional. Ledesma no busca la verdad del marxismo o del nacionalsocialismo sino su capacidad de movilizar como instrumento revolucionario. Sorel  “esbozaba, pues, una teoría de la revolución en la que los sindicalistas adquirían el papel de héroes homéricos, el sindicalismo revolucionario se revelaba como la nueva virtud o religión que sostendría a la humanidad, y la huelga general, como el mito del proletariado y manifestación de la fuerza de las masas” [2]. La movilización de los trabajadores en los sindicatos, el alejamiento del parlamentarismo y del consenso.
   Sorel piensa que sólo los hombres que viven en estado de tensión permanente pueden alcanzar lo sublime. Por eso reivindica el cristianismo primitivo y el sindicalismo de combate de su tiempo. Los sindicalistas sorelianos se alejan del mundo corrupto de los políticos y de los intelectuales burgueses, distinguiendo entre conspiración y revolución, ésta es la única que da vida a una nueva moral. Sólo los trabajadores más militantes -dice Sorel- son sindicalistas: El obrero de la gran industria sustituirá al guerrero de la ciudad heroica. Por tanto, los valores de ambos son comunes y el ascetismo y la eliminación del individualismo suponen características compartidas por el soldado-monje y por el obrero-combatiente. “Los planteamientos sorelianos aparecerían en las formulaciones anarcosindicalistas, lo que supuso un punto de contacto entre este movimiento y el movimiento nacionalsindicalista” [3]

Mitos

Las enseñanzas de Bergson permiten amputar el racionalismo del marxismo y potenciar los mitos revolucionarios, dirigirse a los corazones y no a las mentes, el mito pasa del intelecto a la afectividad. Corneliu Zelea Codreanu aparecía en los pueblos rumanos montado a caballo y vestido con el traje nacional. Si tenía detenidos asaltaba las comisarías con los hombres de la Legión del Arcángel San Miguel. Es el gesto, como lo es la marcha sobre Roma, y la reivindicación del imperio mítico de Escipión que movilizaba a Italia en África. Mussolini proclama: “Los ingleses llevaron látigos, nosotros llevamos palas y azadas”.
   Bergson explica que en la conciencia profunda conviven religión y mitos. El método psicológico releva al enfoque mecanicista tradicional. Truecan los fundamentos racionalistas del marxismo por la visión de la naturaleza humana que predica Gustavo Le Bon, quien aconseja que “para vencer a las masas hay que tener previamente en cuenta los sentimientos que las animan, simular que se participa de ellos e intentar luego modificarlos provocando, mediante asociaciones rudimentarias, ciertas imágenes sugestivas; saber rectificar si es necesario y, sobre todo, adivinar en cada instante los sentimientos que se hacen brotar". Resume Le Bon que "la razón crea la ciencia, los sentimientos dirigen la historia". Es obvio que las simpatías históricas del nacionalismo vasco por el nacionalsocialismo y del catalán por el fascismo vienen por esta vía del sentimiento movilizador, la generación de símbolos que enardezcan el sentido nacional de la existencia. Con ellos llega el uso de los medios de comunicación como instrumentos de explicación de una realidad y difusión de consignas y de planteamientos asumidos: cine, radio, prensa, televisión.
   El sindicalismo revolucionario, que convive con un proceso de nacionalización de Europa,  niega la posibilidad de la explicación social en términos casi matemáticos, niega el racionalismo, al que acusa de corruptor. De Nietzsche aprende la coherencia del revolucionario, la negación de los valores imperantes y la afirmación de otros nuevos y rebeldes. En Reflexiones sobre la violencia[4], Sorel afirma que los mitos no son descripciones de cosas, sino expresiones de voluntad... conjuntos de imágenes capaces de evocar en bloque y exclusivamente a través de la intuición, previamente a cualquier tipo de análisis reflexivo, la masa de los sentimientos que corresponden a las diversas manifestaciones de la guerra librada por el socialismo en contra de la sociedad moderna. Sorel identifica mito y convicciones, entendiendo éstas en términos de las ideas y creencias de Ortega. Sorel distingue entre la ética del guerrero, que apoya, y la del intelectual, que condena: “Ya no hubo soldados ni marinos, sólo hubo tenderos escépticos”. Antepone a Pascal y a Bergson frente a Descartes y a Sócrates.
   La teoría de los mitos se vuelve el motor de la revolución y la acción directa su instrumento: “La violencia proletaria, no sólo puede garantizar la revolución futura, sino que, además, parece ser el único medio de que disponen las naciones europeas, embrutecidas por el humanismo, para recobrar su antigua energía”, escribe George Sorel en Reflexiones sobre la violencia. La acción directa es la respuesta a la brutalidad inherente a la explotación del trabajador, camuflada bajo la cortina de humo del sufragio partitocrático. Marx había escrito que la violencia es la única partera de la nueva sociedad. José Antonio Primo de Rivera señala en su única intervención filmada que “el fascismo no es una táctica, la violencia, sino un principio: la unidad”.

Voceros para la nacionalización de la izquierda

A la corriente con Sorel se suma el sociólogo Robert Michels[5] , el economista Vilfredo Pareto y los literatos Giovanni Papini y Filipo Marinetti, entre otros. Michels formula la ley de hierro de la oligarquía, en ella defiende que el liderazgo por sí mismo genera intereses propios distintos de los intereses de los representados, al tener que ser delegada la soberanía de todos en unos pocos dirigentes, la democracia es imposible.
   Marinetti en El manifiesto futurista señala el nuevo paradigma: “Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad. El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra poesía.  (...) No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse ante el hombre. (...) Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las bellas ideas por las cuales se muere (...) Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria”. En esa línea, en el número dos de La Conquista del Estado, Ramiro Ledesma escribe: “Buscamos equipos militantes, sin hipocresías frente al fusil (...) que derrumben la armazón burguesa y anacrónica”. De las palabras a los hechos, las JONS asaltan al Asociación de Amigos de la Unión Soviética.
   Finalmente, al sindicalismo como instrumento se une la nación, el espacio de la solidaridad unamuniano. Con este punto de partida, Mussolini creará su teoría de naciones proletarias. “Que hacia esa confluencia nacional-sindicalista basculara por las mismas fechas alguien como Benito Mussolini, hasta entonces uno de los líderes de la izquierda socialista, no era sorprendente. Desde 1911-12, Mussolini, sobre quien Sorel tuvo reconocida influencia, se había situado, aún dentro del Partido Socialista Itaiano, en posiciones muy próximas a las del sindicalismo revolucionario, condenando el reformismo del PSI y de la Confederación laboral, instalados en las instituciones. Mussolini defiende el espontaneísmo revolucionario de las masas, la autonomía sindical y la huelga general revolucionaria” [6].

Tercera vía

Con todo ello, los sorelianos abren la tercera vía entre las dos concepciones totales del hombre y la sociedad que son el liberalismo y el marxismo, ideologías presas del racionalismo donde se prescinde de la intuición y del sentimiento en favor de una imposible concepción matemática de las ciencias sociales. El discurso es radical, basado en el poder de los sindicatos pero repudiando el carácter meramente reivindicativo de éstos y su domesticación por el socialismo parlamentario. Los sindicalistas nacionales repudian los pactos y acuerdos con la burguesía, así como el sistema de dominio del liberalismo democratizado: el parlamentarismo. “Asistimos sonrientes a la inútil pugna electoral. Queremos cosas muy distintas a esas que se ventilan en las urnas: farsa de señoritos monárquicos y republicanos” [7]. En 1920, enmarcadas en las huelgas y ocupaciones de Italia septentrional, los nacionalsindicalistas exigen la autogestión de la industria. El primer ministro Giolitti reconoce el derecho de participación de los trabajadores en las empresas. El nacionalsindicalismo italiano obtiene así una victoria épica que describe de forma excelente El nacimiento de la ideología fascista.
   Sorel recibió con alegría la revolución rusa, a pesar de haber criticado enérgicamente a los revolucionarios profesionales. Sorel ve en Lenin al genio creador del jefe contra la vulgaridad democrática. Ramiro Ledesma, en abril de 1931, pide al Gobierno español que reconozca al Gobierno soviético. Más adelante escribe que al marxismo hay que darle los honores de haber caído en la lucha revolucionaria.
   Sorel asume la frase de Croce y afirma: el socialismo ha muerto, cuando descubre, con amargura, que los fines y comportamientos del trabajador no difieren de aquellas de los burgueses. El carácter pactista del parlamentarismo liberal ha seducido a los partidos socialistas europeos occidentales y los sindicatos, animados por la acción directa y el mito de la huelga revolucionaria, o se amoldan o se separan radicalmente del socialismo parlamentario. Sorel se desentiende de las construcciones teóricas que anteceden a la acción, él cree en el hecho revolucionario. Abandona el marxismo cuando la socialdemocracia se domestica en los parlamentos. Sorel da su posterior adhesión a los procesos de revolución nacional que sacuden Europa.
   José Antonio Primo de Rivera leyó a Sorel. La obra del ingeniero francés figura en el plan de lecturas de José Antonio en las cárceles de Alicante y Madrid en 1936. Algo de ello hay ya en 1933, en el paraíso vertical con ángeles con espadas del discurso de la Comedia. Con Sorel, José Antonio aconsejaba a los sindicatos alejarse del mundo corrupto de los políticos y de los intelectuales burgueses, a los que José Antonio consideraba encerrados de forma egoísta en torres de marfil. En “Elogio y reproche a don José Ortega y Gasset” Primo de Rivera exige el compromiso con su tiempo y critica al espectador en que se ha convertido su maestro. En contra de las viejas creencias del sindicalismo revolucionario primigenio, Primo de Rivera no creía que la revolución de hiciera desde abajo. José Antonio creía que la revolución era tarea de una minoría “inasequible al desaliento”, algo similar a la vanguardia del partido promovida por Lenin o al pelotón de soldados de Spengler.
   FE de las JONS no cuaja en sus escasos cuatro años de existencia como organización independiente, aunque experimenta un renacimiento en la construcción del nuevo Estado tras una Guerra Civil en que los falangistas de carnet se multiplicarán como las setas tras la lluvia. Los cinco mil hombres, como mucho, con sus mandos encarcelados, que era la Falange en febrero de 1936, se convierten en los centenares de miles que organiza Manuel Hedilla en vanguardia y retaguardia con sus propias unidades, organizaciones y academias militares. Entonces el mito movilizador será el del propio José Antonio muerto, ya conocido como el Ausente. Y el sindicalismo revolucionario, el civilizador, pasará a las catacumbas de la Historia.





[1] Para más información sobre el autor francés ver de Gustavo Morales De la protesta a la propuesta Fundación José Antonio Primo de Rivera, Madrid 1996.
[2] Época: Desafío al liberalismo Inicio 1870-1914 http://www.artehistoria.com/historia/contextos/2719.htm
[3] Juan VELARDE FUERTES et al. José Antonio y la economía. Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 185.
[4] Este es uno de los libros que figuraban entre los trabajados por José Antonio Primo de Rivera en sus estudios de doctorado.
[5] Robert Michels, hijo de Julius Michels y Anna Schnitzler, nació en Colonia el 9 de enero de 1876. Amigo de Max Weber, fue profesor universitario en Bruselas, París, Turín, Basilea, Perugia y Florencia. Por sus opiniones socialistas no pudo ejercer la docencia en Alemania. Era un crítico de izquierda de la Socialdemocracia, autodefinido en el campo del sindicalismo revolucionario italiano y francés, terminó apoyando al fascismo durante y después de su acceso al poder. Pareto, de posición más conservadora, también condenaba a la democracia burguesa por desconocer el rol de las elites, y saludó el advenimiento del fascismo como señal del derrumbe del régimen liberal corrompido.
[6] Época: Desafío al liberalismo Inicio: Año 1870 Fin: Año 1914 http://www.artehistoria.com/historia/contextos/2719.htm
[7] Ramiro Ledesma La Conquista del Estado, 11 de abril de 1931, página 1.
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GUSTAVO VILLAPALOS, el Pimpinela Escarlata español

Gustavo Villapalos Morales nació en 1915. Se afilió a Falange Española a los 19 años. Ingresó en el IV Tercio de la Guardia Nacional Republicana, antes Guardia Civil. Iniciada la guerra española, con la graduación de cabo, participó en la defensa del cuartel de la Montaña, donde fue capturado y encarcelado en la cárcel Modelo. Al ser amigo de José Antonio Primo de Rivera y miembro de la Primera Línea fue condenado a muerte. Cuando le iban a fusilar se tiró del camión y escapó. 

Llegó a zona nacional en noviembre de 1936 por el sector del Manzanares. Obtuvo el mando de una bandera de Falange, con la que tomó el cerro de la Estrella, en la zona de conjunción de los frentes de Extremadura y Toledo, por lo que fue propuesto para la Laureada. Al serle negada, pidió el ingreso en aviación. Fue admitido en los cursos de alféreces provisionales pilotos, en septiembre de 1938, y durante algún tiempo combatió en la unidad de García Morato. 

Cuando el coronel Ungría reorganizó en Burgos los servicios secretos de la zona nacional, reclutó a Villapalos, era un hombre de gran intuición, estoico ante el peligro y de valor temerario. Villapalos marchó a organizar la Quinta Columna en el interior de Madrid a fines de 1937, donde se puso a las órdenes del teniente coronel Centaño y colaboró con el teniente Gutiérrez Mellado. Entre otras cosas, enseñaba a quitar las espoletas a las bombas a los miembros de la Quinta Columna. Villapalos encontró varios pasos seguros de una a otra zona, aunque el principal fue por el sector del Tajo. Cruzó las líneas enemigas unas treinta veces. Entre las personas a quienes ayudó a evadirse figuran el futuro ministro Fernando Castiella y los aviadores González-Gallarza y Díez de Lecea. Es uno de los «Pimpinela Escarlata» del bando nacional. 

Una de sus misiones más heroicas, en octubre de 1938, fue la entrega de informes esenciales del Ejército Popular, destinados al coronel Ungría. Tres hombres cruzaban las líneas de fuego en el frente de Extremadura. Sólo uno llegó. Villapalos logró arrastrarse hasta las líneas nacionales con cinco balazos en el cuerpo. Esta nueva acción, como antes su heroica toma del cerro de la Estrella, le valió una nueva propuesta para la Laureada. Tampoco se la dieron, aduciendo «determinadas actuaciones de tipo personal en su vida particular de hombre soltero y más bien divertido», según el eufemismo oficial que afeaba sus  aventuras galantes. Al saberlo dijo Franco: «Habría que darle la Laureada como militar y fusilarle como civil». Al final le concedieron la Medalla Militar Individual. Villapalos era teniente de aviación al terminar la Guerra. En 1940, la Aviación Militar le investigó por su conducta personal. Fue absuelto en la causa 3.327 tras 86 páginas de investigación.

Revalidó luego su valor legendario en la División Azul, donde fue herido dos veces, obtuvo la Cruz de Hierro de segunda y primera clase y la medalla de combate cuerpo a cuerpo, entre otras.

Su aventura siguiente transcurrió en la Guinea española.

Ya en 1946, enamorado, se casó con su novia gravemente enferma de tuberculosis. La llevó al sanatorio de Tablada, en la sierra de Madrid. Villapalos abandonó sus aventuras y dedicó toda su atención al cuidado de su esposa. Al cabo de dos años, pese a la penuria de entonces, su mujer sanó. Tuvieron tres hijos, Esther, Paloma y Gustavo. El héroe sólo aguantó un año como delegado provincial del Ministerio de la Vivienda: aborrecía la burocracia y criticaba duramente a Franco por el comportamiento que tuvo con Falange.

En 1952 forma parte de la Comisión en la Exposición de Inventores Españoles.

Mantuvo su amistad de guerra con Manuel Gutiérrez Mellado, que fue padrino de bautizo de Paloma Villapalos, pero disentía de la actitud reformista del ya general con estas palabras: «No comprendo cómo se puede jugar a distintas barajas». Iniciada la Transición, rompió con sus antiguos amigos progresistas. Falleció a los setenta años, el 30 de marzo de 1985, sábado de Gloria, musitando el nombre de España.

Otros guerreros

Capitán Urbano, destructor de tanques
Capitán Huidobro: ¡que somos españoles!
Antonio Ponte Anido: ¡Salvad el hospital!
Lauri Törni, contra Stalin y Ho Chi Min





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Entrevista a Antonio Gibello

Siga así, Gibello

Gustavo Morales

Baja Antonio Gibello a recoger al reportero para guiarle por la selva de ladrillos y jardines de la Ciudad de los Periodistas. Cada trozo de su hogar es un retazo de su biografía, la de un periodista a quien Franco le dijo escueto y claro: “Siga así, Gibello”.
Miro las paredes del despacho, pequeño y atestado de libros, donde se dan cita los diplomas académicos, con los reconocimientos sindicales, los artículos memorables y la poesía en castellano antiguo de viejos amigos. El lugar de trabajo también define al hombre.

Pregunta: ¿Cuál fue la razón original del acto de fundación de la Comedia?
Antonio Gibello: Evidentemente, estaba en un periodo que era electoral. Estaba el precedente de los grupos de las JONS, del Frente Español. Era la presencia activa de un grupo juvenil que no tenía encuadramiento ni en la derecha ni en la izquierda y que se movía por un afán de mejorar la situación. El propio discurso de José Antonio lo dice. Esa generación se había encontrado con una España en ruina moral, económica y la falta de valores que guardaba cierta similitud con la España actual. Estábamos en una crisis económica consecuencia del "martes negro" de los Estados Unidos, la gran crisis del 29. Por eso digo que guarda una cierta similitud. Naturalmente no es igual, ni las circunstancias ni la sociedad de entonces. Era la irrupción de una generación joven que no estaba conforme con la España de verbena y sarana.

P: ¿A quién se dirigía el mensaje fundacional: jóvenes, clases medias?
A.G: El mensaje se dirigía sobre todo a la juventud más inquieta. José Antonio era consciente al pronunciar el Discurso de la Comedia de que el apoyo que tenía por parte de la sociedad provenía de su condición de hijo del Dictador, de los que habían sido partidarios de don Miguel Primo de Rivera. Ese apoyo ya lo había tenido en las elecciones de 1931 cuando se presentó a defender la memoria de su padre. Entonces era un joven de treinta años que apenas era conocido como abogado, como el señorito andaluz aunque era de Madrid.

P: La superación de la izquierda y la derecha, ¿cómo?
A.G: Por vía de síntesis. A la izquierda José Antonio le hace un bisección del socialismo, empezando por el reconocimiento que compartimos la mayoría, por no decir la totalidad de los falangistas actuales, que es el reconocimiento de que el nacimiento del socialismo fue justo porque fue la reacción del mundo obrero frente a las injusticias tremendas de un capitalismo cruel, injusto y despiadado que mantenía a las mujeres y a los niños en las minas de carbón de Alemania e Inglaterra sin ninguna protección de carácter social y donde no había otra salida que la rebelión frente a esa injusticia. El socialismo, por otra parte, se confundió con un socialismo más extremo a partir del Manifiesto Comunista y todos sabemos que la impiedad del sistema socialista motivó esa crítica. Como cristianos no podemos admitir el Estado ateo que incurre en las injusticias, por vía de represalia, las mismas en que ha caído el liberalismo. La crítica del liberalismo la tenemos aquí: los partidos están llenos de inmundicia, los políticos pierden la mayor parte de su tiempo en insultarse. Hacer creer a la gente que la democracia consiste en depositar una papeleta en una urna, cada cuatro años. José Antonio ha sido muy criticado por la frase “el destino de las urnas es ser rotas”. En aquellos años y en aquellas elecciones del 33, la campaña mayoritaria por parte de los sindicatos anarquistas, concretamente de la CNT y del grupo faista, en el campo andaluz y en Extremadura, en definitiva en todos los ámbitos geográficos de España, industriales y sobre todo en los campesinos, donde la injusticia también era tremenda, pues la campaña se hizo diciendo que había qe romper las urnas. De hecho se produjeron incidentes donde estos sectores políticos y sindicalistas asaltaban los colegios electorales y rompían las urnas porque no creían en ellas. No era un sistema que iba a establecer la justicia social.

P: La tremenda evolución de José Antonio desde la defensa de su padre a “concebimos España como un gigantesco sindicato de productores”
A.G: José Antonio, al año siguiente, en el discurso de fusión entre FE y JONS de Valladolid ya lo dice, el discurso de la Comedia fue un balbuceo. Siguiendo a Muñoz Alonso en su libro Un pensador para un pueblo dice que el discurso de la Comedia, aún siendo un balbuceo, es la simiente, el germen elemental de la doctrina falangista. Es la clave porque es la semilla que nace por primera vez y fructifica. Sin el discurso de la Comedia tampoco se entendería lo que vino después. José Antonio es una inteligencia, no porque lo digamos sus seguidores, lo dice Unamuno, una de las mentes más claras de Europa, así lo califica en su carta a Lisardo de la Torre, cuando ya José Antonio estaba condenado a muerte. Es lógico que evolucionase. En primer lugar, algo importante fue el fenómeno de la fusión con las JONS, un movimiento de una raíz y de una pasión revolucionaria superior a FE como grupo. La fusión fue algo que transformó ya a José Antonio porque le puso en contacto con una mayor radicalidad política y social, la de las JONS, la de Ramiro, Onésimo, Juan Aparicio y Sotomayor y todo el grupo que procedía de La Conquista del Estado. José Antonio evoluciona porque se enfrenta con la realidad nacional, recorriendo toda España, con la realidad de los pueblos miserables. En un pueblo, creo que de la provincia de Toledo, le reciben los campesinos hostilmente y le gritan: Salud y revolución, José Antonio cuando se dirige a ellos les dice: "Salud, de cuerpo y de alma". Recoge ese latido que había en el pueblo español desengañado por la política liberal y también por la política del bienio socialista, donde se habían producida las rebeliones sindicalistas, como Casas Viejas. Un hombre inteligente, culto, sensible, extraordinariamente sensible, reacciona ante todo esto inclinándose a favor de un cambio radical, de una regeneración de España y del pueblo español y de una política vigente.

P: Los pocos miles de falangistas antes de la Guerra, que menciona Mercedes Fórmica, se convirtieron en cientos de miles durante y después de la misma, ¿por qué este vertiginoso crecimiento cuando estaban en la cárcel o habían sido asesinados los principales dirigentes?
A.G: Hay una realidad cierta. Hay un periodo del 34 al 35. Así como existe el fenómeno de la radicalidad de José Antonio y de los dirigentes regionales bajo sus órdenes, con esa radicalización se produce una crisis de afiliados. Los grupos que se habían acercado inicialmente a raíz del discurso de la Comedia, una derecha que encontraba mejor cauce a través de la JAP y de la CEDA. Entonces Gil Robles era más propicio al fascismo, no hay que olvidar que estuvo en el Congreso de Nüremberg. Esos grupos derechistas y monárquicos que se habían afiliado a Falange como Ansaldo y el conde de los Andes, se retiran. Eso no va con ellos. José Antonio entonces se quita ese lastre de encima. Ansaldo organiza entonces un atentado contra el propio José Antonio y trata de sublevar a los sindicalistas de la CONS. Hay un incidente en la calle Marqués del Riscal, en el local de la Falange, donde José Antonio se enfrenta con los que le están criticando y les dice que puede salir muerto pero le van a escuchar. Entonces vienen los discursos del 35, de mayo y de noviembre, que se han calificado como “De la revolución española” donde José Antonio ya tiene una clara idea de una organización que aspira a dominar el Estado, a la conquista del Estado y a la fundación de un Estado nacionalsindicalista que es, a la par, anticapitalista y anticomunista. Habla de un orden nuevo que hemos de implantar primero en España y luego en Europa y en el mundo.

P: ¿Existió ese Estado nacionalsindicalista?
A.G: Existió el proyecto, las líneas maestras. José Antonio no tuvo tiempo. Fue jefe de FE de las JONS desde marzo de 1934 a febrero de 1936, cuando es detenido. Elabora la doctrina en discursos y artículos, se recorre toda la geografía nacional. Es decir, no hay tiempo cronológicamente. Es asombroso que este hombre, a esa edad y con poco tiempo, fuera capaz de proyectar unas ideas tan claras y una anticipación de acontecimientos y de fenómenos que iban a producirse con posterioridad. Hay afirmaciones de la Mater et magistra y de las encíclicas papales que están previamente en José Antonio. Era un católico, no del tipo beato de la derecha, en su conducta y en sus ideas. Por eso pone al hombre como portador de valores eternos y a favor de ese hombre es como se tiene que articular toda la política en todos los sentidos, para servir al hombre y para servir a esas células primarias de la sociedad que nacen a partir del hombre y de la mujer como núcleo de la familia y pasan a la sociedad a los núcleos de asociación natural del hombre: el municipio y el sindicato, una forma de asociación laboral pero que son entidades naturales, así las denomina José Antonio, que pueden articularse frente a los partidos políticos que no tienen más intereses que los propios como lo estamos viendo y viviendo en España, aquí lo que importa es el partido. No les importa lo que pase en España.

P: ¿Me puedes mencionar a pensadores falangistas a partir de 1939? Sánchez Dragó dijo que era imposible entender la literatura y el periodismo español de 1939 a 1970 sin hablar de los falangistas.
A.G: Hay periódicos que tuvieron una influencia definitiva en la legislación socioeconómica del Estado franquista. Esa influencia falangista la han querido enclaustrar en una burbuja sorda, insonorizada, como si no hubiera existido. En el mundo del periodismo hay personalidades como Ismael Herrainz, Aparicio, Emiliano Aguado… gentes que como intelectuales ya eran importantes en los años 30, antes de la Guerra. En el terreno de la política toda la reforma agrícola que hizo Franco de los regadíos, de la concentración parcelaria, de la repoblación forestal, todo eso procede de la doctrina falangista. Fue llevado a cabo por ministros falangistas. El Instituto Nacional del Trigo, que fue una de las grandes ideas que propiciaron en las regiones liberadas por Franco, durante la guerra no faltaron los alimentos. Hubo esa previsión. En el primer gobierno de Franco el primer ministro de Agricultura fue Raimundo Fernández Cuesta que tenía a un hombre con él que fue clave, el que ideo todo, un viejo jonsista seguidor de Onésimo Redondo: Dionisio Martín Sanz. Los siguientes ministros de Agricultura fueron Rey Segura, también falangista; en otro Ministerio un hombre importante fue Pedro González Bueno que intervino en la redacción del Fuero del Trabajo. Una obra hecha durante la guerra, cuando enfrente estaba el gobierno filocomunista de Negrín. Fue revolucionario el Fuero. En la zona roja, donde yo viví dado que pasé la guerra en Madrid, no había un documento de carácter estatal que tuviera una precisión jurídica tan concreta de los derechos de los trabajadores. Desafío a cualquier investigador que presente en la legislación republicana un texto equiparable. Durante la República se hicieron dos reformas agrarias, un tremendo fracaso, una tercera reforma la lleva a cabo el director general Enrique Castro Delgado, fundador del 5º Regimiento comunista, arrepentido cuando después conoció la Unión Soviética. Esa reforma agraria también fue un fracaso. Se acercó un poquito a esa reforma, un poquito, en Aragón lo programado por los anarquistas de la CNT. Aunque muy de lejos y sin estructura jurídica estatal ni proyección de futuro como tuvo el Fuero del Trabajo. En el momento que entra José Antonio Girón como ministro de Trabajo la revolución es total. ¡Si estamos viviendo de la legislación franquista! Toda la Seguridad Social, toda la red hospitalaria y ambulatoria es creación de Franco. También la legislación laboral, los derechos de los trabajadores, la salarial, la representación de los trabajadores en las Cortes, que tuvo una importancia revolucionaria,  etc. Ahora, ¿dónde están los sindicatos? En el siglo XIX con las reivindicaciones, la huelga y la calle. Así no se hace una revolución social. La revolución se hace con el Boletín Oficial del Estado. Con el BOE la hicieron las Cortes franquistas donde estaban los trabajadores, mejor o peor, representados aunque el sistema electoral también tenía sus defectillos. Lo cierto es que los sindicatos estaban representados en las Cortes españolas y su influencia fue decisiva en los tres planes de desarrollo luego propiciados por los tecnócratas del equipo de López Rodó. En una lucha interna tremenda entre las familias políticas, concretamente entre los grupos sindicalistas que eran básicamente falangistas frente al neocapitalismo que defendían los tecnócratas encapsulados en los equipos de López Rodó y que ocupaban prácticamente toda la administración pública española. ¿Quiénes legislan en torno a los temas económicos y sociales? Hoy los partidos políticos, pero como los hay de toda naturaleza y básicamente son liberales o están en otro mundo, no atienden. La prueba es que a lo más que llegan es a reunir a una comisión de los sindicatos, otra de los empresarios y una comisión del Gobierno para pactar. ¿Qué pactan? A la hora de la verdad a lo largo de las últimas décadas la Historia nos muestra que ha sido un fracaso de legislación. Lo único que ha pervivido es la legislación de Girón, de Romeo Gorría, de Sanz Orrio, de Licino de la Fuente. Los hogares de los jubilados y todo eso se iniciaron y realizaron en tiempos de Licinio de la Fuente. Las universidades laborales fueron creación de Girón, seguidas después por los ministros que he citado, especialmente Romeo Gorría y Licinio de la Fuente.

P: ¿En los equipos que hicieron todo eso, los azules no tuvieron reparos en incorporar generosamente a antiguos enemigos?
A.G: Girón crea la escuela de capacitación social de trabajadores, estaba en la calle Azcona. Nombra director a un profesor universitario, Ovejero Bustamante, de filiación socialista. Como hubiera nombrado a don Julián Besteiro de no haber sido porque murió de tuberculosis, lamentablemente encarcelado a pesar de que hubo gestiones falangistas para sacarle de la cárcel de Carmona que, en realidad, no era otra cosa que un cuartel de la Guardia Civil, no una prisión como la de Carabanchel. De su tuberculosis no tenía la culpa nadie, la tenía mucho antes de ser presidente de las Cortes. Besteiro encaja perfectamente en la capacidad de absorción, en esa superación del enfrentamiento a través de la síntesis de izquierda y derecha.
Ahora se habla mucho de que hay que reformar el mercado laboral. ¿Qué es eso del mercado laboral? ¿Es que ponen a los trabajadores al nivel de las lechugas, las patatas y del carbón y del acero? Materializan al hombre y lo quieren reducir a un elemento de un mercado. Lo que hay que reformar es el concepto de la empresa. Las primeras peticiones, ensayos directos y presión política a favor de la reforma de la empresa se hacen justamente por parte de los ministros de trabajo y delegados de sindicatos  del régimen de Franco frente al liberalismo de los tecnócratas. Los periódicos estaban llenos de artículos sobre la reforma de la empresa. José Antonio Girón dio un discurso el 4 de mayo de 1972 en Valladolid, que fue un discurso tan radical como en los mejores tiempos de su Ministerio, tanto que Torcuato Fernández Miranda escribió en sus memorias que con aquel discurso Girón se puso en el filo de la navaja de ir a la cárcel. Defendí entonces en un artículo, publicado en una selección de artículos de 1972 seleccionada por Gabriel Elorriaga, donde yo pedía una banca sindical, ya se había propuesto junto a la reforma de la empresa en los consejos de trabajadores provinciales y nacional de los sindicatos. Tengo la documentación de una propuesta de Muñoz Alonso, que era uno de los mandos sindicales con Solís, que era ministro secretario general del Movimiento y delegado de Sindicatos, por la que se producen una serie de conversaciones entre los sindicatos: Muñoz Alonso, Emilio Romero y algunos otros dirigentes en diálogo con la UGT y con la CNT del interior, que eran clandestinas. Se reunieron y alcanzaron un acuerdo: en las elecciones sindicales que se producen salen elegidos una serie de procuradores sindicales procedentes de la UGT y de la CNT, subsumidos dentro del sindicalismo porque incluso ellos encontraban en esa representación sindical una vía de representación y participación en la elaboración de la legislación, en la creación de leyes de un estado jurídico que permita y consolide las avances justos de los trabajadores dentro del mundo de la organización económico-social.
Chozas Bermúdez
Chozas Bermúdez estuvo entre esos grandes sindicalistas.  Los sindicatos dieron un contenido social a los planes de desarrollo cuya génesis era exclusivamente económica. Se les dio un contenido riguroso favorable a las tesis sociales y sindicalistas. Gracias a esa presencia de los sindicatos en las Cortes y como los planes de desarrollo se debatían en las Cortes. Por ello, hubo enfrentamientos muy duros con otros. En las memorias del señor López Rodó, ministro del Desarrollo, recoge un artículo mío muy duro contestándole cuando preguntó “¿qué era eso de la empresa nacionalsindicalista?”. Critiqué al entonces ministro de Industria, que controlaba el INI. En Barcelona se le plantea la necesidad de ir a una reforma de la empresa, que debía ensayarse en empresas del Estado. Le plantean la necesidad de formar empresas nacionalsindicalistas y él responde que es una entelequia, que nadie sabe lo que es. Mi argumento fue que había miles de millones de pesetas de las mutualidades laborales, de las cuotas sindicales, cuyas cifras estaban publicadas en la memoria del año. Pregunté por qué esos miles de millones los tenía que manejar la banca privada. Si los liberales se oponen a la nacionalización de la banca, hemos de crear una banca sindical con los fondos que son propios de los trabajadores y de los empresarios para que de ahí salgan los créditos. Los que decía José Antonio con la nacionalización del crédito.

P: ¿El sindicalismo hoy?
A. G: En el parlamento actual no ocurre esto y los sindicatos se benefician de los despidos de los trabajadores a través del ERE y se financian de eso; son la caricatura del sindicalismo porque es un sindicalismo del siglo XIX.

P: La opción de José Antonio por una España alegre y faldicorta
A.G: Hay cosas de José Antonio que la gente cree que son sólo frases afortunadas. Frente al pesimismo histórico, responde. Cuando José Antonio dice que ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en este mundo no es un exceso de patriotismo está contestando al señor Cánovas del Castillo que, tras el desastre del 98, dice que es español el que no puede ser otra cosa. Frente a ese pesimismo histórico, José Antonio responde.  Frente al pesimismo histórico de la derecha en los años 30, la España alegre y faldicorta es una consigna de optimismo que supera la España negra y triste que no ve horizonte. Queremos una España juvenil en definitiva.

P: Me has dado muchas respuestas que me han llenado de más preguntas. Otra vez será.


Sobre la mesa descansa, vigente y envidiada, un ejemplar en cuero de sus Apuntes de una biografía polémica.
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