Nosotros solos


Gustavo Morales

Traemos nuestro mensaje. Sin ocultarnos ni alharacas. Somos quienes somos. ¿Quiénes son nuestros acusadores? Los del gulag, los que arrasaron Europa y Asia con sus experimentos criminales, los que promocionan el paro para destruir los derechos sociales, los beneficiarios de la crisis, los terroristas del tiro en la nuca y los negociadores, los plutócratas, los ladrones de plusvalías… ¿Nos vamos a avergonzar ante ellos? 

ESPAÑA EN MARCHA
Gabriel Celaya

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos!  Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.


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Notas de David Jato

Subrayado de libros de Jato


O nosotros somos una manera nueva de entender la vida o no somos nada.
     Por ello, no podemos quedarnos en la primera parada cómoda del camino. ¡Al demonio las venteras sonrosadas y fáciles! Que aún nos quedan muchos kilómetros de polvo y sudor.
     Tenemos que volver a los tiempos crudos, en los que el sol y la lluvia se llevaban el color de nuestra camisa. En los que el sueño era bendición de nuestro esfuerzo y la mañana nos obligaba a rezar a San Pablo.
     Otra vez a la calle, a tapar con nuestro cuerpo la mano rota de la inconsciencia de los españoles.
     Porque estamos quietos, sí. ¿No sientes cómo el enemigo intenta cercarte? ¿Que tu mundo está lejos? ¿Que tus ideas no corresponden a tu trabajo?
    Estamos descontentos. Desesperadamente descontentos. Nuestros gritos se ahogan entre cuatro montes. Nosotros, que nacimos para cabalgar sobre el mundo; para que no hubiese meridiano sin hora española; para estar allí donde se nos ofendiese y pelear donde faltase una cruz, tenemos que mordernos los puños y ponernos freno y aprender a esperar y transigir y, mil veces peor, gritarnos unos a otros ¡Somos sensatos! Pues bien, ¡sí! Pero por una vez y sin que nos lo cuenten como precedente.
     Y, entonces, al museo eso de honra sin barcos y el honor por encima de todo y derrotas gloriosas. No queremos más gloria que la ganada, haciendo doblar la rodilla al enemigo, ni más honor que el de los arcos triunfales. A la cloaca todas las historias de aquí y de allá, en las que la caballerosidad española era el premio de nuestra bobería; preferimos biografías de líderes fríos, calculadores, que saben esperar, con calma de años, el momento de ordenar el asalto, a esas limosnas con que socorren nuestra indigencia los eruditos de otros países, sobre capitanes que saben perder, que juegan siempre limpio, que sólo tienen un triunfo en la mano. Ya es hora de que sólo sepamos ganar y tengamos todos los triunfos en la mano. Pues si clavamos las banderas en la cima ya se encargarán, miserables de todas las tierras, de cantarnos en todas las métricas y con todos los superlativos.

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La cigarra y la hormiga, versión española


La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. Como no le dan trabajo, recurre al autoempleo sin ayuda alguna de las instituciones.
   La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano riendo, bailando y jugando con cargo a los presupuestos de cultura y fiesta de la autonomía y del gobierno.
   Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene lo que le hace falta hasta la primavera.
   La cigarra organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida, cuando hay otros, tan iguales como ella, que tienen frío y hambre. Los sindicatos la apoyan. La cadena Sexta organiza un programa en vivo en el que la cigarra finge frío y calamidades y a la vez muestran extractos de la hormiga calentita en su casa y con comida en la mesa.
   La asociación de diputados españoles "La bienpagá" se sorprenden de que en un país tan moderno como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras que hay otros viven en la abundancia.
   Las asociaciones de actores se manifiestan delante de la casa de la hormiga.
Iñaki Gabilondo organiza una serie de artículos en los que cuestiona como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e insta al gobierno a que aumente los impuestos de la hormiga, que gana menos que él.
Respondiendo a las encuestas de opinión, el gobierno elabora una ley sobre la igualdad económica, una ley sobre el matrimonio mixto entre cigarras y geranios y una ley con carácter retroactivo de antidiscriminación.
   Los impuestos de la hormiga han aumentado y además le llega una multa porque no contrató a la cigarra como ayudante en verano. Las autoridades embargan la casa de la hormiga, ya que ésta no tiene suficiente dinero para pagar la multa y los impuestos. La hormiga se va de España y se instala con éxito en Ulam Bator.
   Cuatro hace un reportaje donde sale la cigarra con sobrepeso, ya que se ha comido casi todo lo que había mucho antes de que llegue la primavera.
   La antigua casa de la hormiga se convierte en centro de animación cultural para cigarras y se deteriora al no hacer sus inquilinos nada para mantenerla en buen estado. Al gobierno se le reprocha no poner los medios necesarios.
   Una comisión de investigación que costará 10 millones de euros se pone en marcha, organizan comidas y viajes a Nueva Zelanda para ver modelos de casas. 
   Entretanto la cigarra muere de una sobredosis. La Ser, Cuatro y TVE critican el fracaso del gobierno anterior para intentar corregir el problema de las desigualdades sociales.
   La casa es okupada por una banda de arañas. El gobierno se felicita por la diversidad cultural de España.  

Anónimo
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Historia de un médico cartaginés



En el vientre de una mujer embarazada se encuentran dos bebés. Uno pregunta al otro:

- ¿Tú crees en la vida después del parto?
- Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.
- ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
- No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.
- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
- Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.
- Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.
- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.
- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella?
- ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.
- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.
- Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella...


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EL DESAFÍO DEL TERRORISMO, ¿acierta Occidente con las respuestas?


Gustavo Morales

Bosquejamos a vuela pluma una serie de planteamientos y análisis para su posterior desarrollo. Son apuntes para el debate.

Las comunidades islámicas se instalan en países europeos que les brindan los derechos políticos, económicos y sociales de los que carecen en sus países de origen. Ahí comienza una acción que les llevará de un estado de cosas ajeno a otro donde reivindicarán la total hegemonía, sin espacio para otras religiones. Cuando los musulmanes poseen una parte importante de la población o reivindicaciones históricas, como es el caso de Al Andalus, pasan de considerar el territorio donde están de dar el ahd, tierra de kafar, infieles, donde no pueden reclamar la aplicación de la Shariá o ley islámica, a dar al hard, territorio por conquistar donde los mahometanos pueden llevar a cabo la yihad, la guerra santa, hasta conseguir dar el Islam, territorio del Califato donde sí se aplica únicamente la jurisprudencia coránica. Las comunidades pasan de llevar una vida cerrada, de espaldas a la sociedad, a intervenir en la vida pública. Esto ya ha ocurrido en Francia y comienza a ocurrir en España con la aparición de un partido musulmán auspiciado por Rabat.

Pero ni siquiera dar el ahd es un seguro para los occidentales. Los centros de edición y distribución de la prensa radical, ya sea de los islamistas armados argelinos como  los paquistaníes, se centran en Londres, París y Berlín donde aprovechan las libertades de expresión y publicación que niegan donde ellos reinan. Es necesario recordar, como dice Gustavo Bueno, que la Filosofía y el Derecho sólo se desarrollaron en territorio cristiano, en las zonas sometidas al Islam sólo existe la teología de la media luna. En Occidente no se queman mezquitas, en Asia y África sí se queman Iglesias.

Las autoridades europeas cometen un error básico: prefieren tratar con los ulemas o líderes de estas comunidades a tratar con los musulmanes como individuos, un ciudadano más. Refuerzan así el liderazgo musulmán y dan carta de naturaleza a las comunidades de esa religión totalitaria, permitiéndoles menoscabar los derechos de sus mujeres y aplicar en sus áreas la normativa coránica. Esto se evidenció en las protestas de padres mahometanos contra la presencia de crucifijos en colegios. De hecho, el edicto de Jomeini contra Salman Rushdie, los furibundos ataques contra las naciones cuya prensa caricaturizó a Mahoma o las violentas protestas contra el Papa cuando disertó en la Universidad alemana son muestras de que no renuncian a intervenir directamente en áreas ajenas a su fe. Y no temen usar la violencia ni es su último recurso.

Los defensores de la guerra santa contra el Cristianismo, los yihadistas, carecen de un Estado, están repartidos por medio centenar de naciones y diluidos entre casi mil millones de musulmanes. La poderosa maquinaria de guerra occidental no puede dañarles porque carecen de una cabeza a la que golpear.

Donde sí se ha producido una intervención militar, en las naciones iraquí y afgana, la rápida victoria de los ejércitos occidentales se ensombreció con la ocupación. Los combatientes que iniciaron su singladura en 1980 combatiendo el ateismo soviético en Afganistán, agrediendo a India en Cachemira o bañando Argelia en sangre, se han concentrado de nuevo en esos dos países y se han extendido al África subsahariana con las armas y al Magreb con las urnas.

Occidente, abanderado de los derechos humanos y la democracia, muestra contradicciones que son aireadas por los yihadistas como el apoyo a regímenes autocráticos como los de la Península Arábiga, o su apoyo a Israel.

Se han cometido errores como la destrucción del Estado en Iraq, un país donde el integrismo islámico estaba contenido por la feroz dictadura baasista, y Afganistán, donde resurge el Talibán desde sus bases en Pakistán. En el país mesopotámico existen focos de resistencia como los minoritarios nacionalistas árabes, y los yihadistas que entran por la frontera Siria. La acción constante, aunque no resolutiva, de guerrilleros y terroristas debilitan el apoyo de la opinión pública norteamericana, y la opinión pública es esencial en una democracia. El rey de Arabia Saudí o los autócratas sudaneses no tienen ese problema. Es imposible eternizar la presencia de ejércitos occidentales en Iraq y Afganistán. Y son esas tropas anglosajonas en su mayoría, más las empresas de soldados corporativos, las que sustentan ambos raquíticos Estados cuya autoridad no alcanza su propio territorio. El aparato del terrorismo yihadista lo sabe; ataca a las naciones ajenas al Islam y fuerza su política, como ha sido el caso de los cristianos coreanos en Afganistán. Antes o después, irán a la guerra civil para conquistar el poder, en el momento que los marines de EE.UU. se marchen. La mayor parte de las víctimas de esos atentados son árabes y afganos.

EL BLOQUEO
En el caso de un Estado islámico radical, como Irán, la respuesta a su programa nuclear es el bloqueo de los foros occidentales. Esto ha permitido a Teherán profundizar una relación iniciada por Jomeini, con el envío de su hijo Ahmed en los años 80 a Cuba y Nicaragua estrechando lazos y firmando acuerdos. Irán sigue creando alianzas basadas en su común enemistad con Estados Unidos. El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ratificó la alianza con Evo Morales, de Bolivia, tras asistir a la 62 Asamblea General de la ONU y antes de partir para reunirse con el venezolano Hugo Chávez. En esa asamblea de Naciones Unidas el presidente Kirchner solicitó la entrega de los iraníes reclamados por la justicia argentina por el atentado de la AMIA en Buenos Aires, el más importante que se haya cometido contra la comunidad judía desde la Segunda Guerra Mundial.

Medidas contra la insurgencia mahometana
 Medidas de inteligencia: El fuerte incremento de la inteligencia de tecnología no cubre el déficit de agentes de campo extendidos por el mundo islamista. La especificad del sujeto a estudiar, el islamista, por la asunción de una serie de roles y ritos desde la infancia, dificulta la penetración de agentes de campo foráneos. Los movimientos deobandi, la secta chiíta o ismaelí, los wahabies o salafistas, realizan un proceso de aculturación imposible de imitar durante largos periodos de tiempo. La penetración de agentes occidentales es difícil, sólo se ha conseguido en grupos palestinos comprando a algunos de sus miembros pero no introduciendo a un extranjero.

Esta respuesta policial produce un debilitamiento del Estado del bienestar por dos razones: Un incremento no calculado de sus beneficiarios. Debilitamiento de los derechos civiles de los ciudadanos occidentales por la razón de Estado: la lucha contra el terrorismo.

La acción terrorista sólo distingue entre los suyos y los demás. Los atentados yihadistas buscan matar al mayor número de personas, ya sean infieles: Nueva York, Londres, Madrid, París, El Cairo, Yemen; como malos musulmanes: Iraq, Afganistán, Indonesia. El mayor número de víctimas de los yihadistas siguen siendo musulmanes.

Al Qaeda no es una organización internacional terrorista sino un centro de apoyo económico, organizativo y de entrenamiento para cientos de grupos musulmanes indígenas instalados en sus propias naciones o en la emigración.

En cuanto al mensaje, los medios se han preocupado de distinguir el Islam de los islamistas, más que por justicia para no provocar una mayor extensión con persecuciones indiscriminadas. En España han tenido tanto éxito que no hubo ni un incidente con la comunidad marroquí por el 11 de Marzo. Lo cual no fue interpretado al otro lado del Mediterráneo como tolerancia sino como debilidad. Quizás asignaturas como la Educación para la Ciudadanía, que sobran en el caso de los nacionales, deben ser obligatorias en los colegios donde hay una fuerte presencia de inmigrantes de culturas autoritarias, violentas y antidemocráticas.

Hay también medidas económicas: Fomentar el desarrollo de las naciones musulmanas pobres, como Marruecos, Egipto o Afganistán. A esto ayuda, a los ojos de la iniciativa privada, la inexistencia de poder sindical y la mano de obra barata, además de los incentivos fiscales y el acercamiento a las materias primas y a nuevos mercados. El crecimiento de la acción directa islamista ha detenido la llegada de muchas empresas occidentales.

Conclusión
La extensión del Islam ha estado históricamente ligada a la guerra. Mahoma fue un guerrero que expandió su religión con las armas. En la mayor parte de los Estados musulmanes están prohibidas otras religiones. La conversión de un musulmán a otra religión está penada con la muerte. Algunos pretenden fomentar un Islam moderado frente al Islam radical, cuando áquel nunca ha combatido a éste. El yihadismo encuentra un terreno abonado en una Europa con una diáspora de millones de musulmanes, cuyos jóvenes se sienten marginados y buscan reconstruir su identidad. A los actos terroristas no les han seguido movilizaciones masivas yihadistas pero los extensos incidentes en Francia preconizan un cambio cuyo eje son las mezquitas donde se predica el salafismo y otras formas extremas de Islam. Las aspiraciones frustradas de los más pobres en el continente más rico pasarán del terrorismo radical a movilizaciones sociales donde el componente religioso de los agitadores supone un factor de confusión para los países receptores, desarmados ante este fenómeno gracias al laicismo que heredamos de la Revolución francesa. Frente a un estado relativista y de duda, que no cree en sí misma, se alzan las masas islámicas desheredadas que creen a pies juntillas cumplir la voluntad de Alá. En la Guerra Fría la mutua destrucción asegurada garantizó que no se usarían armas nucleares. En cambio, los musulmanes yihadistas no temen a la muerte, la buscan.
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Mujer y religión

Gustavo Morales

La situación de la mujer en el mundo se enmarca en el orden de valores de cada civilización. Los libros sagrados de los tres grandes monoteísmos, generadores de tres culturas, reservan a la mujer una condición específica. Las sociedades matriarcales que dicen imperaron ayer en el planeta no pasan de ser meras hipótesis sin contrastar, excepto para Engels cuando bebe, rayando el plagio, de los libros del antropólogo Morgan. El culto a la mujer, visible en la diferentes Venus talladas, se refiere específicamente a su capacidad de perpetuar la especie y multiplicar los brazos de la tribu.
   En el Antiguo Testamento se culpabiliza a la mujer como responsable directa del pecado original, la soberbia: "Comer del Árbol de la Ciencia y seréis como Dios". El papel de Adán es el de un seducido con escaso criterio propio, teoría defendida para todos los "adanes" por Esther Vilar en El varón domado. Dentro del Cristianismo, San Pablo es taxativo: "No consiento que la mujer enseñe en la Iglesia", dando el eje argumental de la Iglesia contra el sacerdocio femenino. No obstante, la triada de doctrinas monoteístas presentan casos de mujeres aventajadas, ya sean Ruth y Esther, al servicio del pueblo judío; María y la Magdalena con Cristo, o Jadiyá y Fátima en la familia de Mahoma. Es difícil propagar una doctrina absoluta y abiertamente en contra de las hijas de Eva.
   Por su parte, el Islam considera un conjunto de derechos, deberes y sanciones específicos y diferentes para los hombres y otro para las mujeres. En base a la distinción entre ellos, algunos argumentan que si el Islam hubiese considerado a la mujer un ser humano de pleno derecho no hubiera estipulado la poligamia, no hubiera dado el privilegio pleno de divorcio al hombre, no hubiera hecho el testimonio de dos mujeres equivalentes al de un hombre, no hubiera dado la dirección de la familia al marido, no hubiera estipulado que a la mujer le corresponde la mitad de la herencia que le corresponde al hombre… Morteza Motahari, un intelectual chiíta, afirma que "el propósito más importante de la mujer en la vida es la seguridad y cuando la logra deja de ser activa". Razona el persa que esto es "debido a que son más impresionables que los hombres deberían aceptar la realidad de que necesitan la supervisión de éstos en sus vidas".
   Platón dijo que hombre y mujer fueron antaño uno, los caprichosos dioses los separaron, condenándoles a buscarse para volverse a unir. A esa búsqueda, Platón la llama amor. Para machistas y feministas es una simple y pura relación de poder: quién doma a quién, quién controla a quién. 
   Es poco conocida la opinión de José Antonio: “La galantería es una falta de respeto a la mujer, porque la supone tan tonta que diciéndola unas cuantas frases halagadoras para su vanidad ya no va a darse cuenta que la engañamos.”.




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Rafael Nogales, bajo diez banderas


Gustavo Morales

Hace poco cayó en mis manos un libro, procedente de la biblioteca de Vicente Talón: Eran 229 apretadas páginas de las Memorias de Rafael de Nogales Méndez, publicadas en la Biblioteca Ayacucho de Caracas, Venezuela.
  El autor, Rafael de Nogales, es un auténtico desconocido en España al ser venezolano de cuerpo y alma. De nacer norteamericano, no hubiera sido menester inventarse a Indiana Jones de mentidas vivencias. Parodiando la definición de español que dio Schopenhauer podría describírsele como un hombre increíble y, sin embargo, real.
  Descendientes de conquistadores vascos del Nuevo Mundo, Nogales -traducción al español de su verdadero apellido Inchauste- inicia su andadura estudiando filosofía y letras en Barcelona, Bruselas y Louvain, lo que le convierte en un políglota que hablaba español, alemán, francés e inglés, la escuela de la vida le dará conocimientos de árabe y de turco.
  Nogales abandona Europa y tiene su bautismo de fuego en Cuba, con el grado de subteniente del Ejército español, luchando contra los Estados Unidos en defensa de lo que él definió como “el más soñador, peligroso y audaz imperio que el círculo solar jamás haya visto”.
  No contento con la derrota, Nogales marchó a organizar revoluciones a México. Asalta trenes y cuarteles; roba ganado. En esas correrías, revólver, tequila y Dª Inés, menciona la presencia de un cocinero chino, John Lee, aparentemente nada más tópico y natural, del que aclara que ni era cocinero ni chino sino oficial del Estado Mayor del Ejército Imperial japonés en misión de espionaje. Con la misma audacia, burla a la Armada venezolana para introducir armas en apoyo de sus compatriotas, a quienes comanda en la batalla. Herido y perseguido, sus andaduras le llevan al servicio de la inteligencia de Tokio en la guerra ruso-japonesa. Bosqueja el plano de puerto Arthur disfrazado de vendedor de relojes, detiene su huida para rescatar a un bebé abandonado a los perros, lo que le vale el perdón y la admiración de sus enemigos.
  En esos primeros años del siglo XX, Nogales no le hizo ascos a ser vaquero en Arkansas, minero en Manhattan o secretario judicial en una gélida población de Alaska. Temible con la espada, con la pluma no lo era menos. Su libro denunciando la ocupación militar de Nicaragua, revalidó la inquina del Gobierno de EE UU, que puso precio a su cabeza.
   Si no existieran pruebas fehacientes de sus correrías, que le permiten gozar de la amistad del rey Leopoldo y del káiser Guillermo II, nadie podría reconocer al intrépido aventurero en ese atildado dandy que entretiene su ocio temporal en el Centro Español de Londres, teniendo por contertulios a Ramón Pérez de Ayala, Fernando de los Ríos y Américo Castro, entre otros.
   En el libro narra su vida con sencillez, en un estilo oral carente de méritos literarios y cuajado de humorismo y humanidad. ¿Hace falta más para dar la talla de hombre? Pues hay más. Como general de división del Ejército turco, conquistó Van con 12.000 soldados, derrotando a 35.000 armenios. La hazaña le supuso el nombramiento de gobernador militar de la península de Sinaí, cuyas experiencias expone en otra obra: “Bajo la Media Luna”. Antes, como testimonian sus condecoraciones, se batió en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, ganando una Cruz de Hierro de primera y otra de segunda clase.
   Los predecesores de los nefastos Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez en el Gobierno de la noble República de Venezuela le tildaron de “peligroso terrorista, apoyado por bolcheviques rusos y mexicanos”. No pudiendo con él en vida, a su muerte, el ataúd con el cadáver de Nogales quedó abandonado en un almacén fronterizo de su patria en el verano de 1937. Tal es el trato que da la canalla al hombre de honor que había dejado las filas del Ejército francés por negarse a abandonar su nacionalidad venezolana.
   “Dios que buen vasallo si hubiera buen señor”. El Cid de Venezuela se llamaba Rafael de Nogales Méndez.

Otros héroes incógnitos:
La mujer que fue teniente confederado
Larry Thorne, boina verde
Mondragón, señor soldado
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La mujer que fue teniente confederado

G.M.

Loreta Janeta Velázquez (1842-1897) fue una mujer que combatió vestida de hombre en el Ejército de la Confederación durante la guerra civil estadounidense.   Por sus venas corría sangre española, gala y americana, casó cuatro veces y murió viuda, madre y veterana de guerra.
  Loreta Velázquez nació en La Habana, Cuba, el 26 de junio de 1842. Su padre era un funcionario español y su madre descendía de franceses y americanos. Los Velázquez argumentaban que eran descendientes del gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, y del pintor Diego Velázquez. El padre de Loreta era hostil a los Estados Unidos por el rancho que ese país le había arrebatado en México, aunque envió a su hija a Nueva Orleans a perfeccionar su educación en lengua inglesa, viviendo con su tío. A los catorce años, un cinco de abril, Loreta se casó con John Williams, un oficial texano. Le acompañó en los diversos puestos donde estuvo destinado.
  Al comenzar la Guerra Civil norteamericana, Williams se alistó al Ejército Confederado. Loreta, con 19 años, intentó convencerle, sin éxito, para que la permitiese acompañarle (ver canción al final). Loreta no aceptó la negativa como respuesta, compró dos uniformes de su talla, adoptó el nombre de Henry T. Buford y se trasladó a Arkansas. Allí reclutó 236 hombres en cuatro días, embarcándoles en Pensacola, Florida. Entonces, 1861, ella se alistó con su flamante batallón al Ejército del General Lee, sin conocimiento de su marido que murió al principio de la guerra instruyendo a esa abigarrada unidad. Ella misma se hizo cargo del mando de una compañía bajo la personalidad del teniente Buford.
  Loreta Velázquez combatió en Bull Run, Ball's Bluff y Fort Donelson, donde luchó en el cerco hasta la rendición. Herida en la batalla, pudo escapar a Nueva Orleans. En Shiloh, Loreta encontró el batallón que había reclutado en Arkansas y lo llevó a la batalla como oficial con barba y bigote postizos, pero al ser herida el médico descubrió que era mujer y la creyó una espía.  Un artículo de un periódico de la época menciona el arresto del teniente “Bensford” (sic) cuando se descubrió que era una mujer llamada Alice Williams, que era el nombre que solía usar Loreta Velázquez.
    Durante la Guerra, Loreta se casó de nuevo. Su segundo esposo, el capitán Thomas DeCaulp, murió en Chattanooga. Será el destino de todos su maridos.
  Finalmente, en Richmond, Virginia, aceptó espiar para la Confederación.  Se trasladó a Washington donde llegó a reunirse con Simon Cameron, secretario de la Guerra del presidente Abraham Lincoln.  Volvió al Sur donde informó al general Benjamin F. Butler, comandante de Nueva Orleans. También participó en la organización de revueltas en Ohio, Indiana, para liberar a los prisioneros de guerra confederados.
  Tras la Guerra, Loreta viajó a Europa. Se casó con el comandante Wasson con quién emigró a Venezuela y enviudó nuevamente, volviendo a los Estados Unidos. Allí tuvo un hijo en su cuarto matrimonio. Loreta publicó, en 1876, un libro con el título The Woman in Battle: A Narrative of the Exploits, Adventures, and travels of Madame Loreta Janeta Velázquez, en el que contaba sus aventuras y que levantó mucha polémica sobre su veracidad, aunque era evidente que se basaba en experiencias reales vividas de primera mano. Loreta explicó en el prólogo que el objetivo de su obra era conseguir ingresos para mantener a su hijo.
  Se cree que Loreta murió en 1897. Sus aventuras dieron lugar a muchas leyendas y a una canción:
La guerra ha empezado y Johnny ha de luchar
quisiera a su lado mis días pasar
Quisiera seguirte también mi corazón
déjame acompañarte, no mi amor, no
Mañana es domingo  pasado has de partir
nuestra patria te llama y tu debes ir
la patria te llama también mi corazón
déjame acompañarte, no mi amor, no
Me ocultaré el pelo, de hombre vestiré
y como un compañero a tu lado iré
seré un compañero y nadie lo sabrá
seguiré tu sendero como uno más
Oh Johnny Oh Johnny por qué me haces sufrir
tú eres mi camino, mi mundo eres tú
quisiera expresarte mi inmenso amor por tí
déjame acompañarte, sí, mi amor, sí
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La espada de la venganza


Prólogo a las memorias de Günther Prien

Gustavo Morales

El puerto base de la Armada británica, Britannia rule on the waves, se encontraba en Escocia, en la rada de Scapa Flow. La Armada era la llave que el Reino Unido había empleado para crear su imperio y mantener el equilibrio continental, atacando Francia, Alemania o Rusia cuando comenzaban a imponer su hegemonía. Los ingleses estaban orgullosos de su flota y la guardaban con primor en la mejor y más segura de sus bases, the best, the better, the british.
   En la Primera Guerra Mundial los alemanes fracasaron en sus dos intentos de penetrar en la base de Scapa Flow, les costó un submarino. En esa guerra Karl Doenitz era profesor en la escuela de submarinos, conocía a muchos de los tripulantes. En la siguiente guerra, Doenitz es almirante y ha puesto en marcha la operación Baldur. El 3 de septiembre de 1939 Londres declara la guerra a Berlín, cuarenta días después el submarino U-47 hunde el acorazado británico HMS Royal Oak, en la bahía de Scapa Flow.
   Doenitz había reunido para la operación Baldur los datos e informaciones precisas para sortear una ruta mortal junto a los acantilados escoceses, entrar en el puerto mejor vigilado del imperio británico y hundir una de las joyas de la Royal Navy. Llevaba mucho tiempo el almirante planeando ese golpe y sabía que, aún con el mejor de lo planes, hacía falta un capitán intrépido para realizarlo. El teniente de navío Prien fue el elegido para ejecutar la venganza de la Kriegsmarine.
   Günther Prien (1908-1941) era marino con quince años, oficial de una línea trasatlántica con diecisiete y oficial de la Armada alemana en 1931. Conoció el hambre y la proletarización de la clase media como describe con la belleza de la sencillez en esta obra. En sus inicios en el arma submarina, sirvió en el U-26 que rondó por aguas españolas en la Guerra Civil del siglo pasado. Tenía una temprana experiencia naval, era intuitivo, optimista, era de extracción popular y militante del NSDAP desde antes de la llegada democrática de Hitler a la Cancillería. Fue el elegido para la venganza de la Armada y contra viento y marea textualmente lo consiguió. Llevó a la espada de la Kriegsmarine al interior de la base naval británica y cercenó un acorazado dañando también al “Repulse”. Señalar lo que el oficial Prien no cuenta en esta obra, originalmente publicada en guerra, y sí figuró en el informe oficial: los fallos de la industria alemana en la fabricación de consumibles para submarinos como veremos en una breve imagen al final de este prólogo. Prien no sólo entró en la base inglesa sino que volvió cuando la primera andanada de torpedos, la única que él menciona en la obra, falló y tuvo que repetir el tiro con tres torpedos más mientras el león británico se despierta de su letargo en una noche escocesa. La gesta de Scapa Flow popularizó a los submarinos hasta crear un subgénero dentro del cine bélico, con Duelo en el Atlántico como paradigma hasta La caza del Octubre Rojo.
   Prien, después de publicado su libro, revalidó su fama al demostrar que la hazaña de Scapa Flow no fue fruto de la casualidad. Hundió casi 161.000 toneladas, además del acorazado Royal Oak, entre septiembre de 1939 y marzo de 1941. Un total de 28 buques en 225 días de navegación, algo más de 715 toneladas diarias echadas a pique como media estadística. No vivió Prien para igualar los 44 hundimientos con 266.600 toneladas del U-99, capitaneado por el teniente de navío Otto Kretschmer, récord entre los submarinistas alemanes. Al sur de Islandia, desde el U-47 Prien radió su último mensaje el 7 de marzo de 1941. Cerca de un centenar de sumergibles perdió en ese periodo el almirante Doenitz. La presunción sobre la muerte de Prien más extendida es que cayó bajo las cargas del destructor inglés "Wolverine". Otra versión defiende que el U-47 fue hundido por uno de sus torpedos que navegó en círculos. El HMS Wolverine podría haber atacado al submarino de Eckermann que se retiró muy averiado. El hecho es que el 7 ó el 8 de marzo de 1941, el U-47 VIIB se fue a pique con su tripulación.
   Al submarino de Prien le hundió la técnica: los avances aliados en sonar y radar, las cargas de profundidad y los nefastos torpedos alemanes que Prien denominaba “fusiles de madera”. Por la hazaña que le convirtió en mito recibió la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro vestido con el uniforme reglamentario de gala de la Armada de manos de Hitler. Prien afirma: “Sé perfectamente que estos honores no me son concedidos exclusivamente a mí, estoy aquí en representación de los camaradas que anónimamente, con la sencillez del que cumple una acostumbrada misión, arriesgan cada día su vida por el exacto cumplimiento del deber. Únicamente un momentáneo éxito ha hecho que mi nombre destacara y me convirtiera en portavoz de todos”.
   En la imagen del recuerdo del héroe está su sonrisa en una cara barbada enmarcada por su gorra arrugada de marino, el chaquetón de cuero y el Toro Bravo como enseña del U-47, el submarino que rapó las barbas navales del poderío británico menos de mes y medio después de iniciada la guerra. Imagen agradable para muchos. Quizás la hazaña burlona de este submarinista animó los años que el almirante Doenitz pasó en la cárceles aliadas hasta 1956. Alemania perdió la guerra pero Doenitz escogió al hombre que escarneció a la Royal Navy en Scapa Flow: el korvettenkapitän Prien.
   La escena. En una de esas latas de sardinas claustrofóbicas, impulsada por motores eléctricos, que había que emerger para cargar y navegar en superficie con los diésel, cuyos torpedos admitía hasta el Almirantazgo alemán que fallaban, con oficiales de derrota que no podían determinar la posición exacta si estaba muy nublado, con toda la tripulación en un religioso silencio con la vista siempre arriba, el capitán Prien ordena cargar los tubos para volver a disparar contra el imponente acorazado británico Royal Oak. El submarino U-47 gira 180 grados en la superficie de la inexpugnable base central de la Armada inglesa para lanzar una segunda salva de torpedos porque los primeros eran defectuosos y un tubo lanzador no dispara. Tres alcanzan el objetivo a la una y media de la madrugada. Se hunde el acorazado con su tripulación, con el contralmirante Biagrove y con el mito de la invulnerabilidad de la base británica. El submarino se escabulle burlando a los destructores.
   No ha existido precisión alemana, ha sido coraje. Era capitán de submarino y fumaba, también burló al cáncer de pulmón, tenía nervios de acero de mostrados. Doenitz tenía a Prien y éste a la tripulación del U-47: “Verdaderamente, con estos muchachos no hay nada imposible”.

http://edicionesnuevarepublica.wordpress.com/2010/01/07/%C2%ABel-camino-de-scapa-flow%C2%BB/


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Frases en la redacción


No quiero un artículo bueno, lo quiero para el martes.
Te he dicho mil millones de veces que no exageres.
Me gusta cuando exageras porque pareces como ausente.
¿Qué parte de NO quieres que te explique?

Yo no aconsejo, yo ordeno.
Tu secretaria ha muerto.
Hazlo, no lo pienses (Hazlo… ¡Ya!)
¡Cómo que gracias! ¿No has oído hablar del papel moneda?
¡Heil yo mismo!
No. Luego, tampoco.
Si tengo que explicártelo ya lo hago yo.
¡Alzad el país, alzadlo constantemente!
No comete faltas, ¡las perpetra!
Me voy a perder peso.
Ya, que si la abuela fuma, que si la abuela se droga…
Eso lo sabe hasta la madre de Domingo Ortega.
Te voy a dar con un palo… porque como te dé con la mano, ¡Te mato!
No me gusta repetir las cosas.
¿Se te ha aparecido San Antonio de Padua y te habla?
¡Las cosas que inventa el hombre blanco!
Niña lista, cabeza gorda.
Te apuesto dólares contra galletas.
Si no fuera por estos ratos y los que pasamos en la cárcel
¡Por sus frutos los conoceréis!
Tú lo que quieres es irte a tu casa llorando (y que tu madre me llame para preguntar qué te he hecho)
¡Te voy a dar patadas hasta que se me caigan las uñas de los pies!
¡Quisiera que tuvierais un solo cuello para apretarlo!

(Cuando alguien se enrolla demasiado contándole algo) Titulares, dame titulares.
Siempre pensando en lo único, y sobre eso, lo único que hacéis es pensar
¡Cerrad! ¡Cerrad! ¡Cerrad!
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Los ladrillos de la contradicción, el hombre leve

Gustavo Morales
 
Me piden una perspectiva bajo el confuso título "Sociedad contradictoria, sociedad disonante”. Para ello miro el panorama actual y me pregunto ¿qué esperanzas y motivaciones pueden ofrecerse a los españoles para la construcción de una sociedad armónica?, ¿cuáles son las tareas y objetivos capaces de ilusionar a cuantos están llamados a vivir en el futuro? A quienes militan en el bien ser: este es el momento histórico, de crisis, de cambio. Está en auge el desencanto de la sociedad frente a la democracia tutelada por los bancos y los partidos, una sociedad desvertebrada en sus valores tradicionales relevados por un paradigma moral chirriante. Una civilización, la occidental, que defiende más los derechos de sus nuevos enemigos, bajo el manto de la multiculturalidad, que su existencia, su coherencia interna. ¿Puede alguien creer ahora que estamos en el mejor de los mundos posibles? ¿No ha demostrado la crisis que nos asola la mentira en que se basa el capitalismo financiero?
El sistema demoliberal evidencia los errores que antaño disculpaban ante las amenazas expansionistas del cruel hombre del saco rojo. Los gobernantes occidentales admitían:"Esto es malo pero lo que hay detrás del muro es peor". Cayó el muro. Pero el sistema que sufrimos, ese que no era bueno sino menos malo que el otro, sigue sin mejorar, aspira sencillamente a perpetuarse. Tal es el sentido de la nefasta tesis de Fukoyama,  "El fin de la Historia". 
En España la pobreza se extiende y la combaten con acuerdos para destruir las pensiones, la sanidad pública, la vivienda, la educación, la seguridad social...Todo en nombre de la alianza divina entre el poder político y el financiero, una deidad doble que domina y controla, dios absolutista y celoso: el mercado presuntamente libre, quien ejerce una presión casi irresistible sobre todas las actividades para justificarlas en los únicos términos que reconoce: convertirse en una propuesta de negocios, privatizar beneficios de las multinacionales y socializar pérdidas de los bancos. Su modo de vida se sustenta sobre el trabajo mal remunerado, el que lleva el estigma de la inferioridad social cuando el dinero es la medida del valor. Nos rebelamos contra la producción deshumanizada y su maridaje político, no sólo por su injusticia, sino porque sabemos que éstas debilitaban el espíritu de confianza en uno mismo tanto de las personas como de las naciones.
Comentaremos dos de los problemas dominantes de una sociedad en quiebra y sin repuesto en el horizonte, ambos son frutos de la irresponsabilidad y la cobardía moral.

Providencialismo irresponsable
  En estos tiempos difíciles, una de las grandes tentaciones del hombre para retornar a la armonía es el providencialismo irresponsable: depositar en un “señor que se nos puede morir” todas las esperanzas, todas las responsabilidades, todos nuestros miedos. Esperar demasiado, transmutar a un hombre en milagrero, la decepción si no construye cuanto esperamos de él. Llevar al límite la confianza, el “Dios proveerá”. Si esto con Dios es una irresponsabilidad ¿no lo es más con un líder? La fe absoluta en una verdad es un pensamiento reconfortante. Ilumina toda la vida y es una respuesta total que inhibe la responsabilidad de la libertad, hablan de ello en El miedo a la libertad. En parte, también puede percibirse como un modo de ejercerla, optando. Unos a esto lo llaman convicciones y otros, fanatismo. El baremo es la similitud y acercamiento entre las propias ideas y las ajenas.
Es fácil descargarnos de responsabilidades con la certeza de que alguien que se preocupa porque el trabajo se haga, y se haga pronto y bien, saber que él acabará tomando las riendas del asunto. Improvisar chapuzas, sabiendo que él no nos va a dejar tirados sin el providencialista anunciado. Olvidarnos de nuestro deber de preparar el futuro porque ya se preocupará otro por nosotros y si no hay nadie que lo sustituya no abandonará. Esperamos demasiado. Nos descargamos demasiado. Bien confiar en el buen hacer de los jefes, mal por el exceso de confianza. Hay cargas que no son sólo de uno, y si de verdad pensamos que sólo una persona puede hacer todo eso, que no es tarea de todos el seguir tirando del carro de la rebelión, habría que plantearse si no estamos cayendo en la tentación de otro “ismo” irresponsable. En España se han llamado “El Deseado”, el “Lenin Español”, el “Caudillo”, el Rey, el líder… A la postre, simple miedo a la libertad que tenemos para decidir, dejando en manos de otros la educación de nuestros hijos, la dirección de nuestras ciudades, el futuro, todo nuestro destino. No cedamos ante el providencialismo, no creamos que la Historia lleve a parte alguna distinta de la voluntad humana. Ni Marx ni Fukuyama atinan. Es necesario el trabajo, con sus aciertos y errores, para demostrar que la utopía, nuestro sueño, es factible.
Los beneficiarios del sistema se agarran, como a un clavo ardiendo, a sus guías porque son incapaces de ejercer el libre albedrío. Comienzan creyendo, leyendo, suponiendo que su líder histórico lo dijo todo sobre todas las cosas, el sustituto de Dios en la Tierra. Acaban saliendo en televisión, con periodistas elegidos entre el rebaño más próximo al pesebre de turno, diciendo vaguedades y frases de tarjetas de felicitación prefabricadas: Amar significa no decir nunca lo siento. Si comparamos las intervenciones televisivas en esas entrevistas vienen a decir siempre lo mismo unos y otros: nada.
Son hombrecillos sin talento que sestean arropados de sueldos oficiales, reduciendo la tragedia del paro a estadísticas. Es un mundo caracterizado por el miedo, la pereza intelectual, el cinismo, donde la parte se impone como superior al todo. Donde no se busca la unidad y se fomentan las divisiones. Quien coloca un simple instrumento -el Estado- por encima del fin -la comunidad- difícilmente puede erigirse en dispensador de criterios morales. Menos todavía quien sustituye el Estado por el Partido, el totalitarismo moderno, el racismo de ideas, la xenofobia ante el pensamiento no sometido, incluso aplicado a la amistad tal es su monocromía discordante. Ante este panorama tenebroso se refuerza una institución  secular, la familia. El mantenimiento de millones de parados hoy descansa en la solidaridad familiar.
Ellos, los de la creencia absoluta en la bondad del liberalismo político y del mercado como fin de la Historia, son los fanáticos aunque no sean conscientes de serlo, precisamente porque desde sus propios parámetros es ‘como hay que ser’. Su fanatismo lo componen ideas peregrinas y, en mayor medida, creencias desatinadas, la fe inconmovible en verdades mutables que no tienen empacho en rechazar cuanto le rodea: “la realidad es pasajera”, afirman ante los tozudos hechos que niegan sus doctrinas. El problema es cuando el propio escepticismo de las ideas se convierte en otro fanatismo. La crítica al fanatismo, real o presunto, suele proceder desde las filas de otro integrismo no menos fundamentalista que aquel a quien critica. Se sienten el centro del mundo y consideran el resto de los lugares donde se actúa de otra manera como una periferia molesta. Son los del mal menor, son los hombres livianos, los ladrillos de la sociedad suicida, disonante.

El hombre liviano
   En estos últimos tiempos, cuando el orgullo del hombre es burlado por las fuerzas de la naturaleza, el culto al cuerpo ha puesto de moda ciertos productos livianos, ligeros: el tabaco, algunas bebidas o ciertos alimentos. La forma es la expresión material de la ideología. Y este culto al cuerpo es uno de los síntomas exteriores de la ideología dominante.
De forma paralela, el psiquiatra Enrique Rojas destacó la gestación de un tipo de hombre que calificaba como “hombre light”. En torno a esa cuestión, un grupo de personas nos preguntamos, en la residencia Pignatelli, por su perfil y su definición. Se trata de un hombre relativamente informado –es decir, indigestado de noticias pasajeras y manipuladas–, pero con parca educación humanista, convencido del pragmatismo, por una parte, y adherido a bastantes tópicos, por otra. Todo le interesa por aquello de la aldea global, pero a nivel superficial y sin profundizar, acepta las trivialidades que le ofrecen los medios de comunicación. La sobredosis de información y el escaso criterio para discriminar le incapacita, en muchos casos, para hacer la síntesis de aquello que percibe y, en consecuencia, deviene en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo porque carece de unos criterios sólidos en su conducta leve, volátil, banal, permisiva. Ha visto tantos cambios, tan rápidos y en un tiempo tan corto, que ya no sabe a qué atenerse o, lo que es lo mismo, hace suyas las afirmaciones del todo vale, dado que vive en el cambio permanente. Va a la deriva, sin ideas claras, cercado en un mundo colmado de información que le distrae y se convierte en un hombre superficial y consentidor por su vacío moral.
La realidad del sistema actual nos ofrece un panorama árido. Impera el utilitarismo: hace que un individuo tenga cierto reconocimiento social por el único hecho de ganar mucho dinero. “El consumo destructivo, el consumo por el consumo, se materializa en muchos hogares de la clase media”, dice Amando de Miguel en Los españoles. Esto lleva al hedonismo: pasarlo bien a costa de lo que sea es el nuevo código de comportamiento, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vacío de sentido y la búsqueda de una serie de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes, multiplicación de los magos, brujos, curanderos y demás. Olvidando a Einstein: “No busques ser un hombre de éxito, busca ser un hombre de valores”.
Su permisividad desbarata los mejores propósitos e ideales. Si acaso se refugia en una rebeldía pequeño-burguesa de moda, una postura admitida de transgresión de la norma, pero sin contenido rebelde real, sin finalidad. La ética permisiva sustituye a la moral, lo cual engendra un desconcierto generalizado basado en la absolutización de lo relativo, todo es relativo menos el propio relativismo. Brotan así unas reglas tuteladas por la subjetividad y por el consumismo que representa la fórmula posmoderna de la libertad. El hombre liviano, producto de su tiempo, está elaborado con los siguientes ingredientes: pensamiento débil, convicciones leves, sustituye los compromisos por la indiferencia y el relativismo. Su estrella polar es el pragmatismo; su norma de conducta, la aceptación social: lo que se lleva, lo que está de moda. Su ética se fundamenta en la estadística que sustituye a la conciencia; esteriliza su moral con la neutralidad, el deterioro del compromiso y la subjetividad. Si piensa algo disonante lo relega a la intimidad, sin atreverse a salir en público.
La nueva mentalidad  trae la desorientación, actitudes con profundas interrogaciones e interrelaciones. Entre ellas destaca el nihilismo, el vacío fruto de la negación de toda creencia y todo principio. Con este escepticismo se multiplica el individualismo egoísta e insolidario, la falta de una conciencia comunitaria, de una conciencia de unidad entre las personas, los grupos, etc. El individualismo provoca un aislamiento despreocupado e insolidario que contraviene la identidad de la sociedad humana. Esta misma postura, en el marco de la comunidad nacional, imposibilita la construcción de ese proyecto sugestivo de vida en común del que hablaba Ortega. Esos factores personales, agravados por la falta de horizonte para independizarse y asumir sus vidas, lleva a muchos jóvenes a la automarginación, destacando el consumo de drogas y de alcohol con el sólo fin de desinhibirse y embrutecerse, sin búsqueda creativa, pura evasión, refugio en mundos ficticios huyendo de la realidad tenebrosa. Finalmente, llega al conformismo, el no querer salir de esos moldes estándar, no tener interés por evolucionar, bien por convencimiento o bien por inercia, adaptación social y postura acrítica. ¡Que nos salve el Estado! De ahí desciende al pasotismo, ya ni siquiera adopta un gesto de rebeldía ante un sistema no atrayente y no se integra en él resignadamente como hace el conformista, pero tampoco adopta una actitud de compromiso directo con la transformación social, encerrándose en las pandillas, con posturas violentas y agresivas, a través de las denominadas tribus urbanas. Con los años, deviene en el hombre-masa, consumista y alienado. Es un hombre alejado de la naturaleza a pesar de sus aparentes protestas ecológicas, ya asimiladas y utilizadas como productos comerciales por el consumo.
Es un hombre que da un sí a la vida y promueve el aborto y la eutanasia, que canta a lo natural y defiende matrimonios del mismo género. Es un hombre que afirma lo democrático y acepta de forma acrítica la dictadura de los partidos. Es un hombre que ignora que el camino de la unidad no es la separación, la ruta de la grandeza no es atomizar hasta lo minúsculo, la libertad está para comprometerla en favor de lo que creemos. Lo demás son disonantes cuentos de la pesada postmodernidad que hace esos hombres que son hombres. Lo dijo un poeta: “Yo no sé muchas cosas es verdad, digo tan sólo lo que he visto y he visto que los gritos de angustia del hombre los taponan con cuentos (...) y me sé todos los cuentos”.
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No entiendo


“Ni yo tampoco entiendo si se me abre el grifo y sale una bala tras otra bala, si abro la puerta y se nos entra el fusilado y cierro y se me queda fuera el dedo, si unto amor en el labio entreabierto y nada, si miro el muro y todavía distingo los boquetes. Tampoco entenderé el tiro de gracia, el tema 83, la democracia, el ácido sulfúrico, los ceros, el tacón, las hambres, el casamiento orgánico. De este mundo los dos sabemos poco. Y sin embargo, estamos aquí obligatoriamente obligados a entenderlo.”
Rafael Ballesteros
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If de Ruyard Kipling


Si puedes mantener tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
pierden la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por bribones para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravia...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.

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Nochevieja, la última noche

El gitano corre que se las pela en la moto robada. Se estrella contra una furgoneta. Entra en el hospital y en coma. Su comunidad decide que la culpa la tiene la furgoneta. Los propietarios de ésta deben abandonar su casa en la Cañada. Cuando la vuelvan a ver será un erial, arrasado y quemado, la venganza ciega.
Tienen dos alternativas, volverse a su tierra portuguesa o plantar cara. Uno ha sido paracaidista; otro, hombre de campo que para comer carne tenía que cazarla. Se juntan cinco, ni uno más. En la fiesta de Nochevieja de la comunidad gitana de la Cañada del Real se plantan en la nave donde los gitanos celebran su fiesta. Dos junto al guardarropa donde reposan las cacharras en los abrigos, dos en la puerta y otro en la barra. Éste pide una copa, la que sirve le mira sorprendida, otra raza, y se la pone. La tira y le pide otra. Así, tres veces. La provocación está servida. Más de doscientas personas en silencio, se oye respirar al vecino, la mirada fija en la barra. El jefe del clan de acerca y pregunta qué pasa. El luso le contesta que la chica no sabe servir copas. El viejo sí sabe mirar, dos en el guardarropa impiden el paso a los que buscan sus hierros, dos en la puerta evitan la salida para solicitar refuerzos y uno en la barra es el interlocutor, o el primer muerto. Hablan de la furgoneta, de la moto, los hijos del Preste Juan tienen las manos en las culatas y sus destinos en manos del Altísimo. El patriarca comprende y da su palabra de que el asunto se ha terminado ahí. No pasará nada más. Así es, cinco hombres abandonan la nave y la fiesta renace entre los gitanos de la Cañada del Real. Tras los cinco marchan las sombras orgullosas de los conquistadores de Cantón, de Brasil, de los estrechos de Ormuz y de Magallanes, del Preste Juan y la Isla de los Ángeles, de Angola y Mozambique.
Ningún periódico publicará la historia, es el encuentro de hombres de coraje, cinco contra doscientos, cien balas contra mil, cinco cuchillos contra dos centenares, el coraje ha vencido al número. 
Los bardos no cantan su heroísmo, los anales no recogen su hazaña, sencillamente una familia vuelve a su casa en la Cañada y la vida sigue.
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En nombre del Senado

Para muestra, un botón. El Senado español tiene traductores de catalán, gallego, valenciano y patúa (vasco inventado). Los de gallego llevan siete meses sin traducir nada ni a nadie. La de valenciano ayuda a los de catalán porque tampoco tiene mucho trabajo. El caso es que muchos son de fuera y cobran dietas, alojamiento y comida cada vez que tienen que venir a hacer algo o a no hacer nada. 
Cada sesión nos cuesta a los españoles más de seis mil euros. Dietas, pago de traducciones y pasar luego por escrito las intervenciones. Además de lo que se gastaron en pinganillos y en instalar el sistema de comunicaciones en cada escaño. Si fuera la ONU tendría sentido pero todos los senadores hablan un idioma común. El gasto es superfluo e impuesto por los secesionistas. 
A eso se suma que el restaurante del senado es de cuatro tenedores y ofrece un menú de diez euros, lo que falta por pagar se abona también con los impuestos crecientes de los españoles. Añadan piscina y gimnasio en esa institución inútil y onerosa. No hay dinero para los ancianos, los enfermos, los estudiantes pero sí para gastarlo en tonterías.
Delenda est Senatus 
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Legio, patria nostra

Melilla, ocupación de RAS-MEDUA, el Padre Revilla con el crucifijo en una mano y una Bandera del tercio en la otra, avanza con los primeros legionarios y llega con ellos a los restos del fortín de RAS-MEDUA.-




Un sargento caballero legionario portugués, se despide de España tras finalizar la campaña de Marruecos, antes de regresar a su país. En su pecho luce la medalla Militar Individual y en su brazo un ángulo de herida de guerra y una Laureada Colectiva. Tenía bien ganados sus galones.


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Reuniones, un manual


Gustavo Morales               

Las reuniones son un instrumento de organización y de integración del equipo. Las reuniones dentro de la organización suponen una gran parte del tiempo de actividad, así como la base precedente y necesaria de la acción coordinada. Sin embargo, pese a su necesidad, las reuniones suponen una indudable pérdida de tiempo y resultan ineficaces por diferentes factores si no se hacen con método.

Reuniones y tiempo

La eficacia de una reunión no depende de la abundancia de tiempo sino del uso que se hace del mismo. Las reuniones han de comenzar a la hora a que han sido convocadas. El goteo, gente llegando a diversas horas, es típico de las tertulias, no de las reuniones. Se abren puntualmente aunque sólo haya un asistente.
                Es importante señalar a qué hora empieza la reunión y a qué hora termina. Más allá de una hora y media de duración, debilita la concentración de los asistentes, que cae vertiginosamente al cabo de dos horas.

Malas reuniones.

Una reunión mal organizada o mal llevada suele dar lugar a alguno de los siguientes síndromes que la hacen totalmente ineficaz.

- Síndrome del brasero: Mucha gente es convocada para llenar sillas y dar un falso aspecto de grupo masivo. Para evitar asistencias multitudinarias, con el consiguiente déficit de atención es necesario determinar quién es verdaderamente necesario en la reunión para el tema de que se va a tratar y quién sobra.

- Síndrome de la telaraña: Por falta de liderazgo efectivo o por la tendencia españolísima a la tertulia, las reuniones se pierden en asuntos irrelevantes y se convierten en una charla sin tema central definido. El convocante debe evitar cualquier tema que distraiga la atención del motivo concreto de la reunión. Si tenemos que realizar, las mismas personas, reuniones sobre distintos temas, se pueden englobar en un solo encuentro que no dure más de dos horas, tiempo máximo que se puede mantener la atención de los asistentes.

- La noria: A menudo, al finalizar la reunión, no se ha llegado a ninguna conclusión. Es necesario acostumbrarse a definir las propuestas por escrito y comprobar la utilidad de la reunión, resumiendo en voz alta cuáles han sido los problemas enfrentados y cuáles las soluciones aportadas por los asistentes.

- El goteo: Muchas reuniones se interrumpen constantemente por llamadas desde el exterior a algunas personas o por la llegada demorada de otras, rompiendo la concentración en torno al tema a tratar. Hay que buscar una hora tranquila y, tras un margen de cortesía de 15 minutos, cerrar la puerta a cal y canto dejando en el exterior de ésta una nota imperativa: "Reunión, no molestar excepto en caso de incendio". Por supuesto, los teléfonos móviles apagados.

¿Qué hacer? 

Cuando confiamos una tarea a una persona o grupo, debemos facilitar todos los antecedentes de la misma necesarios para su análisis y ejecución, así como una relación de contactos que puedan resultar útiles. El jefe debe también asesorar con un esquema o plan de trabajo. Es importante hacer llegar, con tiempo, el orden del día de lo que se va a tratar en la reunión para que los convocados vengan ya preparados y no se lleven sorpresas. El orden del día puede tener tantos puntos como queramos pero pierde operatividad a partir de los seis asuntos.

1.- Ir al grano: No intentes evadir el problema fundamental. Ve directamente al objetivo de la reunión o entrevista sin perder tiempo. Cuando el motivo es echar una bronca, evita los prólogos, sólo sirven para incrementar la tensión.

2.- Describir correctamente la situación: Concretar y evitar los juicios de valor. Exponer la línea fundamental y los factores que la atañen de mayor a menor.

3.- Escuchar: Anima al militante a exponer su visión del caso, eso le aportará datos adicionales sobre el tema y servirá para que los presentes reflexionen sobre las circunstancias. Haz preguntas abiertas. Mejor que "¿te gusta el nuevo sistema que usamos" es preguntar "¿qué piensas del nuevo sistema?". No interrumpas a quien habla excepto si se aleja del tema tratado.

4.- Consenso sobre la causa y búsqueda de la solución: Si los militantes aceptan que existe un problema o una necesidad de actuación, la mitad del trabajo está hecho. La falta de motivación se corrige haciendo la tarea más estimulante. Una bronca separa a los interlocutores, la invitación a participar en la búsqueda de la solución elimina cualquier resistencia.

5.- Hacer un resumen: Al finalizar la reunión, pide a algún asistente que haga una sinopsis de la misma para lograr una coincidencia total en los asuntos tratados. Si el problema persiste, las reuniones anteriores fueron un fracaso, analízalas y corrige las causas que dieron lugar a la ineficacia en la resolución. Es importante que los responsables sepan impartir las instrucciones correctamente. Es decir, hay que ser prácticos y eficaces.

Capítulo 7 del Manual para rebeldes de Gustavo Morales
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