Prensa y poder

Prensa, Poder y Globalización


Gustavo Morales
Publicado en el año 2005 en "El Catoblepas" nº 41

Prensa y civilización


La civilización es la hija de la cultura, la técnica y del progreso. El endiosamiento del avance técnico, al desequilibrar su relación con otros factores civilizadores como educación, participación en la vida pública, etc., convierte al progresismo en contaminación de ideas y modos sociales. En esa contaminación juega un papel básico la prensa como, idea que repetiremos, “educación para adultos”. El progreso, en tanto busca monopolizar el desarrollo humano como ídolo público, es uno de los monstruos que ha engendrado el sueño de la razón que nos representó Goya, un sueño que no admite otros factores como sentimientos, identidad, etc. La razón, asegura Joaquín Estefanía, en un determinado momento histórico de vacío teológico, convertida en abstracción de logos, deviene en caricatura de sí misma.
El rápido desarrollo llevó a Heidegger a definir la técnica como una máquina devastadora. Julián Marías nos recuerda que “la sociedad técnica ha situado a sus gentes en un nivel de adaptación muy superior (...) y se les antoja natural y hasta insuficiente”[i]. La informatización la exigen en las cocinas y es aceptada de forma natural en las oficinas. En pos de ese progreso sin barreras, las mayorías “adoptan una actitud moral de disfrute de ese mismo progreso, olvidando la palabra deber y sustituyéndola en todo caso por derecho, que reclaman como algo de su propiedad”[ii].
Pero la tecnología no es inocua. 
Sigue aquí: http://nodulo.org/ec/2005/n041p01.htm

Leer más...

Papá Estado y la sostenibilidad

El Estado del Bienestar no existe, lo que sufrimos es el bienestar del Estado, no ya para el bien común sino para beneficio de quiénes lo administran.
Papá Estado es un padre drogadicto, alcohólico y putero que le roba el dinero a sus hijos para mantener sus vicios corruptos. Cuando ese padre egoísta se preocupe de mantener a sus hijos, volverá a ser el Estado del Bienestar pero eso no va a ocurrir por ensalmo.
Dicen que la Seguridad Social, la Sanidad y la Educación no son sostenibles pero sí son sostenibles 17 parlamentos y gobiernos autónomos, sí son sostenibles los sindicatos y partidos subvencionados, la propiedad privada de la Jefatura del Estado... todo eso es sostenible; la sanidad y la educación pública no son sostenibles para un Estado egoísta y golfo.
Leer más...

La casa común y sus administradores

Ahora, la Jefatura del Estado, el Gobierno y demás instituciones han de contestar al desafío secesionista ilegal que han planteado algunos diputados catalanistas. Tan sencillo como aplicar la ley. En otro caso, si no cumplen con sus obligaciones, estaremos libres de tenerlos respeto y obediencia y de mantenerles.
Cuando el señor feudal no cumplía con su obligación de defender la ciudad, mientras ésta pagaba diezmos y gabelas, la ciudad le levantaba el vasallaje y a la porra el señor feudal.
Si los entes del Estado, responsables del bien común -y bien cobran por ello- no lo garantizan, nos liberan de las responsabilidades que tenemos hacia ellos.



"— Vete de mis tierras, Cid, mal caballero probado, y no vengas más a ellas desde este día en un año.
—Pláceme, dijo el buen Cid, pláceme, dijo, de grado, tú me destierras por uno, yo me destierro por cuatro.—
Ya se parte el buen Cid, sin al rey besar la mano… mas no le faltó al buen Cid adonde asentar su campo."


Otros artículos: Papá Estado
Leer más...

Antitesis capital


Cómo combatir los pecados capitales con pecados capitales:
La pereza es enemiga de la lujuria, no te mueves, no haces nada y nada.
La envidia contradice la soberbia, si eres lo más ¿para qué envidiar?
La gula no se comete con avaricia, pobre gula es si no inviertes en ella. La gula no es buena para la soberbia tampoco porque engorda ni para la pereza por todo lo que hay que masticar ni para la lujuria porque lleno a reventar no piensas en eso.
Y la ira no te digo con todos los demás.
Leer más...

Afganistán, una noche de arrestos

La noche oculta el miedo, las sombras del terror cruzan ligeras las llanuras desoladas de Afganistán. En ellas, avanza un solitario vehículo BMR que flamea la bandera roja y gualda. Una llamada de socorro hace crepitar la radio. Soldados llaman a soldados. El BMR ajusta el rumbo y rueda por el camino tenebroso hacia quienes necesitan su ayuda. Es un Hummer americano, su tripulación
refleja ansiedad, visible en los rostros de los militares del otro lado del Atlántico. Los españoles desembarcan y se despliegan ofreciendo protección al vehículo norteamericano. Cruzan unas palabras simples, para entenderse. El Hummer no funciona. Uno de los soldados españoles hurga en el motor, acero y cables, aceite y electricidad. Los estadounidenses tienen todo lo necesario para el arreglo, material pero no pericia. El mecánico español lo pone en marcha. La alegría releva a la ansiedad en los rostros de los jóvenes usacos. Dan las gracias efusivas a esos soldados morenos y vuelven a su base. No tendrá tanta suerte el BMR que se detiene horas después, los cazadores de montaña españoles no disponen de los elementos mecánicos del vehículo arreglado. Empuñando los fusiles HK G36 recorren a pie, guiados por las estrellas, el camino hasta su campamento en la noche poblada de promesas de muerte.

Al día siguiente, en el cuartel español se presenta un general estadounidense. Forma la guardia, los oficiales íberos salen a saludarle. El general pide ver a los soldados de España que rescataron a los suyos. Estupefacto escucha que están arrestados por volver tarde. Extiende al jefe europeo las hojas de felicitación con que el Ejército de Estados Unidos agradece a los cazadores de montaña españoles haberles rescatado de la letal noche afgana. Calabozo y felicitaciones el mismo día, por las mismas causas, a los mismos hombres.




Leer más...

Dicen


Leer más...