¡La geografía, memo!

No hable de geoestrategia el que no sepa geografía. 
Los odios y las hostilidades van y vienen. Uno se pregunta por qué tantos muertos en guerras entre naciones que pocos años después son una comunidad plurinacional. Y pienso en los soldados, a los que se entrenó para vencer la tendencia natural del animal de huir del peligro: la krajina, el califato, Deus le volt, el reich, el imperio, el socialismo... y hacerles correr hacia la muerte cuando lo que se juega, en realidad, no es la existencia de la nación sino avatares de la política o un malentendido juego de alianzas automáticas como el que dio lugar a la Gran Guerra de 1914 entre naciones miembros hoy de la Unión Europea.


Por encima de la ideología está la geografía. Marruecos siempre será el vecino del sur, como Francia el del norte para desgracia de nuestros camioneros. Y se puede practicar la francofobia o la morofobia pero van a seguir ahí.
La balsa de piedra es una novela de Saramago. Nuestra situación peninsular como finis terre de Europa occidental ante las costas de África es inamovible. Algo tendrá de bueno cuando los lores se engolfan en Gibraltar.

Las fronteras se mueven -Si Kant naciera hoy sería ruso- pero las vecindades permanecen. Téngase en cuenta a la hora de planear.

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